Opinión

Una oportunidad única

Los retos que vive nuestro mundo convulso requieren de una apuesta decidida por la cooperación internacional para resolver los problemas que compartimos

Riccardo Annandale (Unsplash)
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Los retos que vive nuestro mundo convulso requieren de una apuesta decidida por la cooperación internacional para resolver los problemas que compartimos. Los problemas ambientales, sociales, la pobreza o la desigualdad, los conflictos o la necesidad de refugio de millones de personas solo encontrarán solución con más cooperación y un multilateralismo renovado.

Surgen corrientes preocupantes, como el aumento del nacionalismo, la búsqueda de chivos expiatorios en personas de diferente origen, raza o religión; o la retórica contraria a avances sociales como la igualdad de género o el respeto al planeta.

Y, a pesar de ella, se presenta una oportunidad única de ofrecer a nuestras sociedades un horizonte de colaboración y búsqueda del bien común. Especialmente para España, una potencia media que puede aprovechar la oportunidad, no tan frecuente, de asumir cierto liderazgo de esa nueva globalización con un alto contenido social y ambiental, con una cooperación internacional efectiva, visible, rentable y visionaria.

España puede aprovechar la oportunidad, no tan frecuente, de asumir cierto liderazgo de esa nueva globalización con una cooperación internacional efectiva, visible, rentable y visionaria

Puede invertir en estas prioridades globales, y conseguir mayor impacto directo sobre la vida de millones de personas, y reforzar un papel hoy secundario en la Unión Europea y en los organismos internacionales. Es un momento estratégico para reforzar el prestigio y la visibilidad, y conseguir retornos económicos como país innovador.

Hay nueve campos en los que materializar esta oportunidad histórica:

  • La Unión Europea post-Brexit: la salida del Reino Unido deja una silla vacía para liderar a la UE, primera potencia mundial en desarrollo social y cooperación. Francia y Alemania buscan un acompañante y España es el ideal, si decide comprometerse.
  • La reforma de las Naciones Unidas y la Agenda 2030. Un multilateralismo efectivo en una era de tensiones y desgobierno es esencial. La reforma ha empezado, pero se necesitan países que lo respalden y lo encabecen. Países que tomen la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como bandera doméstica e internacional, ganando influencia.
  • Contrarrestar el efecto Trump. El ataque al multilateralismo, a sectores como la salud sexual y reproductiva o a fondos y organismos clave (como la UNRWA) hace necesario que otros países den un paso al frente para sostener esas apuestas y apostar por un multilateralismo justo, pragmático y reformado.
  • América Latina y los países de renta media. España tiene un bagaje muy destacado en la cooperación con países de renta media, y en especial con América Latina. Una experiencia y un conocimiento que no están resultando ni visibles ni usados, pero que tienen enorme potencial pues en estos países viven la mayoría de los pobres del mundo.
  • Transparencia y fiscalidad. Se ha avanzado mucho pero aún hay que mejorar en la transparencia, persecución de la evasión fiscal, y movilizar recursos domésticos en los países en desarrollo como garantía para no depender de la ayuda en el futuro. España tiene trayectoria y experiencia que debe poner en valor en uno de los puntos más calientes de la agenda global de desarrollo
  • La implicación del sector privado. A raíz de los ODS, ha crecido el impulso y la implicación del sector privado español. Los instrumentos para el blending (uso combinado de crédito y donación) y la cooperación financiera tienen un alto potencial para integrar sector privado local y español en la generación de oportunidades económicas.
  • La igualdad de género. Estamos ante un cambio de civilización en el que España ha tenido un papel muy activo y debe reforzarse. Un enfoque integral, y el apoyo a organizaciones de mujeres en países en desarrollo es un elemento fundamental de la cooperación del futuro.
  • Protección del espacio democrático y de la sociedad civil. Hay una amenaza creciente que cruza regiones y países al espacio democrático. Requisitos imposibles, plazos y medidas arbitrarias para las organizaciones, amenazas de expulsión o cierre… y en algunos casos persecución y asesinatos de defensoras de derechos humanos. La cooperación internacional debe reaccionar.
  • Impulso a la salud global. España es una potencia en investigación en salud en el mundo en desarrollo, y ello debe ser un pilar y una seña de identidad de uno de los campos en los que más está avanzando la humanidad. El Fondo Global contra el VIH, la malaria y la tuberculosis es un espacio natural en el que impulsar esta contribución.

Abrazar esta oportunidad y convertirse en una potencia media abierta al mundo e implicada en la resolución de los problemas de las generaciones futuras es un reto para nuestro país. Para eso habrá que huir de la nostalgia por el pasado, o de la búsqueda del bienestar propio a costa de los demás.

Las oportunidades históricas no se presentan con frecuencia. El impacto de aprovecharla, dentro y fuera de nuestras fronteras, será extraordinario. Dentro, porque el liderazgo en sectores y geografías, y el alcance de las alianzas estratégicas con otras potencias europeas y globales tendría un beneficio económico y un efecto multiplicador. Y porque el avance hacia la sostenibilidad permitirá un crecimiento económico equilibrado y duradero.

Y también fuera, porque al contribuir a la estabilidad y el bienestar de otros países y regiones, se reducirán las tensiones y la presión hacia el interior de nuestro país. Se trata en definitiva de adoptar una estrategia que parta del interés propio, para perseguir un desarrollo sostenible global con países vecinos y socios. Debemos alejarnos de visiones mezquinas y cortoplacistas para situar al país, con su influencia y su impacto, en el mundo del futuro.

Jaime Atienza Azcona es responsable de Financiación del Desarrollo de Oxfam Intermón.

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