Carta a Roberto Saviano

En la tragedia de vivir escoltado y oculto, me admiró sobre todo el coraje de un pensamiento indómito. El triunfo de la inteligencia sobre el miedo.

Sí, el fascismo está a las puertas de ­Europa. Lo afirma con estas palabras Massimo Riva, analista político de La Repubblica, en un artículo en este periódico (El País, 20-8-2018). Lo afirma, lo explica, y sitúa la línea roja en las próximas elecciones europeas de mayo, donde puede producirse el colapso, si no hay una primavera democrática que frene la plaga autoritaria y xenófoba.

Se trata de una peste extendida a la manera del mildiu en los cultivos, de forma larvada y criptogámica. Con falacias y alarmi...

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Sí, el fascismo está a las puertas de ­Europa. Lo afirma con estas palabras Massimo Riva, analista político de La Repubblica, en un artículo en este periódico (El País, 20-8-2018). Lo afirma, lo explica, y sitúa la línea roja en las próximas elecciones europeas de mayo, donde puede producirse el colapso, si no hay una primavera democrática que frene la plaga autoritaria y xenófoba.

Se trata de una peste extendida a la manera del mildiu en los cultivos, de forma larvada y criptogámica. Con falacias y alarmismos destinados a corroer y tronzar la columna vertebral de una Europa que tanto incordia a los amos del mundo y a sus peones feudales. Lo están consiguiendo, romper el timón, la brújula, el radar, el GPS, todo, y Europa se parece cada vez más al “ahogado pensativo” del poema Le bateau ivre (El barco borracho), de Arthur Rimbaud.

Frente al barco ebrio, la conciencia europea reside en los buques de Open Arms y Médicos Sin Fronteras, en las organizaciones humanitarias

Europa se ahoga con cada persona ahogada, sin asistencia, en el Mediterráneo. Después de cada ahogamiento de gente que busca desesperadamente un noray, y a quien se le niega el auxilio, Europa pierde una razón de ser, un meridiano de humanidad. Los que embisten contra la migración para preservar la “identidad cristiana” europea, esos rechazarían a Cristo por ilegal. Y en la frontera de la “gran América” de Trump, lo separarían de su padre y de su madre. Tienes razón, Roberto: el ataque a los inmigrantes y a las ONG es “un arma de distracción masiva” con el único objetivo de colonizar el entendimiento de la gente y hacerse con el poder.

Lo que queda del ideal europeo democrático no reside en las cancillerías. Hay, es cierto, gobernantes más decentes que otros y que aún mantienen una pizca de vergüenza. Frente al barco ebrio, la conciencia europea reside en los buques de Open Arms y Médicos Sin Fronteras, en las organizaciones humanitarias en el mar o a pie de litoral. Como tú dices, Roberto, la dignidad de Europa está en los brazos del voluntario Marc Gasol rescatando a la superviviente Josephine.

Sería un crimen de lesa humanidad que dejásemos naufragar la oportunidad única de esta otra Europa, tan soñada como posible, una sociedad abierta y solidaria, con los derechos humanos en la mochila escolar, con la seguridad de unos servicios públicos eficientes, con una gobernanza disponible en bicicleta, sería algo más importante que una ciudad-jardín-museo para el mundo. Sería algo magnífico: un mal ejemplo para los que se forran empaquetando desigualdad y malestar.

“Hoy en día muchos negocios son necesariamente deshonestos como el siglo”, escribió con cierta ironía el situacionista Guy Debord. De todo esto puedes hablar tú, Roberto, con un saber oceánico, y lo has hecho en tus libros de ficción, desde Gomorra, y también en ese gran tratado sobre las redes de la economía criminal, con el nuevo oro de la cocaína, el titulado en España CeroCeroCero.

Tuve la suerte de conocerte en persona gracias al CeroCeroCero. Presentamos conjuntamente tu libro y la novela Todo es silencio en la sede de la editorial Gallimard, en París, una convocatoria limitada a periodistas por razones de seguridad. Después charlamos en un café, con la presencia discreta de los policías que te escoltan, desde hace ya 12 años, después de publicar Gomorra, cuando fuiste seriamente amenazado de muerte. Te recuerdo de la mejor forma posible. Tu mezcla de inquieta profundidad y humor. Sentías curiosidad por la historia de unos narcos gallegos que construyeron un submarino con la intención de atravesar el Atlántico. Llegaron a probarlo en la ría de Vigo, pero el batiscafo se negó a ir más allá de las islas Cíes. Reímos con ese episodio cómico del “capitalismo mágico”. Pero, en la tragedia de vivir custodiado y oculto, me admiró sobre todo tu coraje. El más valeroso: el coraje de un pensamiento indómito. El triunfo de la inteligencia sobre el miedo.

Ahora, todo un ministro del Interior, Matteo Salvini, trata de amordazarte con una querella. El mundo al revés. Quien tendría que centrarse en la lucha contra el crimen, intenta criminalizar a quien ejerce la libertad de crítica. Esta operación que pretende intimidarte, Roberto, tiene como objetivo el escarmiento. Una intimidación general. No solo en Italia se deberían sentir interpelados por tu llamamiento contra la pasividad en el periodismo y la cultura: “¿Dónde estáis? ¿Por qué os escondéis?”. Gran parte de Europa está en inminente peligro de abordaje por los pirómanos del miedo y del odio.

Gracias, Saviano, por mover el silencio. 

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