Tecnología para seguir siendo nómada

El uso del teléfono móvil ayuda a la comunidad Beni Guild de Marruecos a mantener su estilo de vida itinerante

Unas cabras beben agua procedente de un camión que abastece a un grupo de pastores nómadas periódicamente.©FAO/Karel Prinsloo
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La provincia de Figuig, en el Oriente marroquí, es una de las zonas más áridas y despobladas del país. Allí permanece un importante número de ganaderos nómadas de la tribu Beni Guild que se enfrentan a dos importantes retos. El primero es el imparable avance de la sequía, en una zona ya de por si con condiciones climáticas semidesérticas, asociada al cambio climático y que tiene en este territorio su principal frontera entre tierras inhabitables o no. El segundo es el proceso de sedentarización de la población, propio de la modernidad avanzada y que se inició hace unos veinte años, precisamente como estrategia para poder seguir siendo nómadas y poder seguir viviendo de sus rebaños de ovejas de la raza local, que lleva el mismo nombre que la tribu.

Este proceso de sedentarización, que hemos podido observar y estudiar en nuestro reciente trabajo de campo en la zona, ha hecho que las jaimas, las tiendas nómadas, se desplacen a las proximidades de las carreteras o pistas. Ahora el poder desplazarse en algún tipo de vehículo para llevar los niños al colegio, poder asistir a los rezos en la mezquita, estar cerca de la atención sanitaria o del mercado semanal en el que aprovisionarse, ha hecho que el modelo cambie por completo, en un esfuerzo de resiliencia, de “sedentarizarse para poder seguir siendo nómada”.

Esta profunda transformación de la sociedad nómada tradicional se ha visto favorecida por el uso del teléfono móvil, absolutamente popular y mayoritario en este territorio con una escasísima densidad de población, 2,3 habitantes por kilómetro cuadrado. Recientemente, la prestigiosa revista GeoJournal ha publicado un artículo científico, cuyos autores somos los antropólogos Pablo Vidal González, de la Universidad Católica de Valencia y Badiha Nahhass, de la Universidad Mohamed VI de Rabat. En él señalamos cómo el móvil se ha convertido en herramienta imprescindible para poder seguir manteniendo el modo de vida nómada en estas tierras tan inhóspitas.

Los ganaderos de esta zona mantienen una fuerte resiliencia ante la creciente desertificación, que amenaza cotidianamente sus zonas de pastos y hace cada vez más compleja su tarea. Una de las maneras de combatirla, junto a una creciente y titánica reforestación de la zona para frenar esos avances de la aridez, es el uso del móvil. Para ello, la zona cuenta con una importante cobertura de móvil, bien llamativa comparada con algunas zonas rurales de España y los nómadas procuran instalarse en zonas con cobertura, para poder así estar comunicados con el resto de la familia, así como para recibir noticias y ayuda si fuera necesario. Así lo señala uno de los informantes: “Todo el mundo tiene móvil aquí”.

El 70% de los entrevistados utiliza el móvil principalmente para asuntos relacionados con su actividad ganadera

Una de las principales conclusiones de la investigación es que el 70% de las personas entrevistadas utiliza el móvil principalmente para usos relacionados con su actividad ganadera: conocer los precios de venta en el zoco semanal, estar en contacto con el veterinario para resolver posibles enfermedades o permitir el contacto entre el pastor con el rebaño que custodia y el propietario de los animales. Uno de los aspectos más estratégicos es poder conocer las zonas en las que los pastos son favorables. La red de amigos y parientes permite localizar rápidamente los lugares más benignos para alimentar a las ovejas y así desplazar la jaima con todo el rebaño en el momento adecuado.

En segundo lugar, los nómadas que, recordemos, están en pleno proceso de sedentarización, emplean el móvil como elemento de cohesión social entre la red familiar. La movilidad del rebaño, sea uno o varios, exige que la familia se disperse. Una parte permanecerá cerca de la ciudad, para facilitar que los hijos puedan estudiar y el resto se irá desplazando con los animales, siguiendo las zonas con los pastos más favorables, realizando desplazamientos de hasta 200 kilómetros de distancia. En este punto, el móvil permite seguir unidos a pesar de las distancias, eliminar la sensación de peligro y soledad que acompaña a los ganaderos en las inmensas praderas estépicas, avisar en caso de enfermedad, pero también estar al tanto de las novedades sociales de la zona, bodas, defunciones u otros cotilleos recabados en el día del mercado.

Sin embargo, no todo son ventajas, pues el uso del móvil también está provocando una sobreexplotación de las zonas de pasto. Como las noticias ahora vuelan, más rebaños, más ovejas, acuden cuando las condiciones son mejores, aumentando la competencia y agotando los pastos con más rapidez.

También observamos un todavía escaso uso de esta tecnología por parte de las mujeres, que se achaca a dificultades económicas para que todos los adultos de la familia tengan uno propio, pero también porque se señala que las mujeres se dedican a las tareas domésticas o porque las jaimas están instaladas en zonas sin cobertura. Se trata de un desequilibrio evidente que debería ser corregido en un futuro próximo.

No todo son ventajas; el uso del móvil también está provocando una sobreexplotación de las zonas de pasto

El uso de esta tecnología se ha convertido en indispensable, en imprescindible, para el mantenimiento de la actividad ganadera asociada a la vida nómada en estas tierras de condiciones climáticas tan duras. Ha provocado auténticos cambios sociales en esta zona. En el caso de que no hubiera acceso a este avance, por las condiciones económicas o por la falta de cobertura, el abandono de estas tierras sería una lamentable realidad. Sin embargo, vemos como el paisaje de la estepa sigue lleno de jaimas aquí y allá, así como numerosos rebaños en todo el territorio. Así, el uso del móvil entre los Beni Guild se ha convertido en el mejor aliado para luchar contra la desertificación en esta zona tan inhóspita. La población local, orgullosa de su tierra y sus tradiciones, emplea esa herramienta para seguir siendo nómadas, con otras condiciones, en estas tierras. Como decía uno de nuestros informantes, “el que no tiene móvil, no está vivo”.

Pablo Vidal González es director del Instituto de investigación en Antropología de la Universidad Católica de Valencia.

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