T. Rex

En coincidencia con la culminación del ‘procés’ y el asteroide 155, llega a Barcelona un tiranosaurio

El paleóntologo Anne Schulp, junto al fósil de tiranosaurio en el Cosmocaixa de Barcelona. Enric Fontcuberta (EFE)

Cuando desperté el tiranosaurio no solo aún seguía ahí, sino que daba más miedo.

Entré a ver el T. Rex en Cosmocaixa pensando que así me alejaba de la culminación del procés, con el remate del asteroide 155, pero tampoco en el Cretácico estaba uno a salvo. Las fauces y garras del aterrador esqueleto de Trix, el tiranosaurio del museo de Leiden que ha aterrizado en Barcelona, me aparecían como cosa de hoy mismo. Vamos es que ni a 67 millones de años conseguía distanciarme. Hay un dispositivo en la exposición en el que te subes a una bicicleta estática y tratas de escapa...

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Cuando desperté el tiranosaurio no solo aún seguía ahí, sino que daba más miedo.

Entré a ver el T. Rex en Cosmocaixa pensando que así me alejaba de la culminación del procés, con el remate del asteroide 155, pero tampoco en el Cretácico estaba uno a salvo. Las fauces y garras del aterrador esqueleto de Trix, el tiranosaurio del museo de Leiden que ha aterrizado en Barcelona, me aparecían como cosa de hoy mismo. Vamos es que ni a 67 millones de años conseguía distanciarme. Hay un dispositivo en la exposición en el que te subes a una bicicleta estática y tratas de escapar pedaleando del tiranosaurio. Lo probé, entumecido de actualidad y pavor. Era como la pesadilla recurrente de algo que te pilla mientras corres sin moverte: exacto.

Una investigación revela que los dinosaurios catalanes padecieron estrés

Les parecerá exagerado decir que, sintiéndolo mucho, ni en la prehistoria hay salida, pero es que esta misma semana, mientras desembalaban a Trix cacho a cacho hasta darle forma al monstruo, y que viva la metáfora, un estudio en Scientific Reports revelaba que el estrés afectó a la reproducción de otros dinosaurios, los últimos titanosaurios de Europa, que vivían precisamente aquí, cerca de Lleida. La investigación del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) revela que la competencia entre lagartos, concretamente la irrupción de hadrosaurios en el ecosistema de los titanosaurios, provocó que, ante la perturbación, las hembras de los segundos produjeran "huevos patológicos". Igual que las gallinas dejan de poner huevos en situaciones de estrés, las titanosaurias catalanas los retenían en los oviductos, lo que se refleja en la cáscara, muy fea.

O sea que esto viene de lejos, y va para largo.

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