Editorial

Otro paso positivo en Colombia

La conversión de las FARC en un partido político muestra el éxito del proceso de paz

El excomandante de las FARC, Rodrigo Londoño, alias "Timochenko", en el lanzamiento oficial del partido.Leonardo Muñoz (EFE)

La transformación definitiva de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en un partido político denominado Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común es una nueva constatación del éxito indiscutible del proceso de paz en Colombia. Se trata de un paso trascendental previsto en los acuerdos y que pone fin ya sobre el papel a la guerrilla más antigua de Latinoamérica que ha protagonizado una sangrienta guerra civil prolongada durante medio siglo.

Los militantes del nuevo partido han decidido mantener las siglas FARC ante el electorado, pero, en una confirmación de q...

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La transformación definitiva de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en un partido político denominado Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común es una nueva constatación del éxito indiscutible del proceso de paz en Colombia. Se trata de un paso trascendental previsto en los acuerdos y que pone fin ya sobre el papel a la guerrilla más antigua de Latinoamérica que ha protagonizado una sangrienta guerra civil prolongada durante medio siglo.

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Los militantes del nuevo partido han decidido mantener las siglas FARC ante el electorado, pero, en una confirmación de que las formas en política no tienen nada que ver con las que se utilizaban en la guerrilla, han mostrado divisiones públicas que han emergido en el voto final. Allí, 264 compromisarios de un total de 892 se decantaron por enterrar definitivamente el nombre de las FARC y sustituirlo por Nueva Colombia.

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Hay que destacar cómo a pesar de las dificultades, reticencias y oposición que ha generado el proceso de paz en Colombia los pasos estipulados en las negociaciones entre guerrilla —ya exguerrilla— y Gobierno se han ido cumpliendo. Se trata sin duda de una clara señal de que hasta los conflictos aparentemente más irresolubles pueden terminar siempre que exista voluntad para ello. El proceso de paz colombiano sigue construyéndose paso a paso como un ejemplo no solo para Latinoamérica sino para otras zonas del mundo con conflictos similares.

La FARC —nunca más las FARC— tiene ahora que prepararse para la prueba más importante en una democracia: el paso por las urnas en marzo de 2018. Es ahí donde sin condicionantes ni coacciones sus dirigentes deberán obtener el apoyo de los votantes. Con los votos obtendrá una legitimidad de la que jamás ha gozado previamente y podrá demostrar su voluntad de trabajar por el bien de Colombia.

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