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Museos: bofetadas de realidad

El lema Historia controvertidas decir lo indecible guía la 40ª edición del día internacional de estas instituciones

53.912 migrantes y refugiados han entrado en Europa por vía marítima hasta el pasado 14 de mayo, según la Organización Internacional para las Migraciones. 1.316 no alcanzaron su propósito, dejaron su vida en el Mediterráneo, 50 de ellas en aguas españolas, las mismas que bañan el puerto de Málaga, donde se sitúa el Centro Pompidou. ¿Cómo se van a mantener los museos ajenos a estas realidades? No lo son, cada vez toman más partido: se transforman en altavoces y lupas de aumento de estas situaciones. En la imagen, la instalación 'Ghost', de Kader Attia, en el museo malagueño. Una representación de la fragilidad, la humillación, el vacío... del ser humano ante la guerra y la emigración.
“Historias controvertidas: decir lo indecible en los museos” es el lema del Día Internacional de los Museos de 2017, una fecha que se celebra desde 1977. 40 años de una cita que se creó para concienciar al público de la relevancia del papel de los museos en el desarrollo de las sociedades. En 2015 se batió el récord de participación con 35.000 museos de 145 países. El tema de este año, propiciado por museos latinoamericanos, hace patente que estas instituciones están al servicio de los ciudadanos. Se convierten en lugares de conocimiento, reconocimiento y aceptación del pasado para construir un futuro. Se han roto las normas -como con el arte contemporáneo- ya no son centros de contemplación, ahora son agentes activos, participan de la vida de la ciudad, muestran lo controvertido, lo no dicho o no visto hasta ahora. En la imagen un detalle del cartel de esta edición.
Los museos han estado habitados por hombres, blancos y europeos (o del Primer Mundo). Pero no solo los artistas, también de los que usaban las piezas que se conservan en museos arqueológicos o de artes decorativas. Pero la sensibilidad está cambiando. Así, en la ampliación que se inauguró el pasado verano de la Tate Modern de Londres se aprovechó para releer la colección, para dar cabida a artistas que hasta ahora eran una excepción, que han estado al margen: las mujeres o los que proceden de lugares lejanos a ejes artísticos, como el brasileño Cildo Meireles, cuya instalación ‘Babel’ -en la imagen-, ocupa una sala de la Tate.DANIEL LEAL-OLIVAS (AFP)
Como la Tate Modern, el MoMA neoyorquino y otros centros estadounidenses han abierto sus salas y han colgado en sus muros obras de artistas menos conocidos a lo que acostumbran, procedentes de los países incluidos en el veto migratorio de Donald Trump. Una reacción contra las leyes antinmigración de su presidente. Pero lejos de los muros para dividir, los museos hacen gala de sus paredes. El Museo Sefardí de Toledo, situado en la sinagoga del Tránsito, ha organizado una actividad en la que invita al público a romper los muros, a tomar conciencia de los problemas que les rodean, como la intolerancia con los refugiados, la mayor crisis humanitaria del siglo XXI. En una ciudad que fue lo contrario: ejemplo de convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos durante la Edad Media.Kevin George (Getty)
La situación de los refugiados sirios huyendo de la guerra de su país se ha comparado en múltiples ocasiones con la crisis humanitaria que provocó la Segunda Guerra Mundial. La guerra es una constante en la historia que no ha dejado indiferente a los artistas. Uno de los iconos del siglo XX es el ‘Guernica’ de Picasso, cuya opinión sobre el horror de la contienda está muy clara en el cuadro; la de Goya, otro de los grandes maestros españoles tampoco se pone en duda, solo hay que ver su serie de grabados los Desastres de la guerra. Pero… ¿Y Velázquez?, ¿qué opinaba el pintor sevillano en un momento en que la guerra todavía estaba glorificada? En su ‘Marte’ (1638), intenta decir lo indecible y hacer como siglos después harían directores de cine como Berlanga, que se la colaban a los censores. Velázquez representa a un dios de la guerra como un hombre en actitud melancólica que de su armadura solo conserva el yelmo y apoya con desgana el bastón de general. Una guerra musealizada en ocasiones, si no ¿qué son las visitas al campo de concentración de Auschwitz? Pero estos referentes son necesarios: conocer el pasado para no invocar a los horrores de la guerra en el futuro. Siempre que haya múltiples lecturas. Desde el museo de León, y en un ejercicio de abordar las historias traumáticas, proponen a quienes pernoctan en el Parador de la ciudad, el Hostal de San Marcos, recordar que ese edificio fue antes uno de los campos de concentración más crueles de la Guerra Civil.Museo del Prado
Las mujeres son la imagen de los excluidos y aunque sus reivindicaciones vienen de antaño, hasta el pasado octubre el Museo del Prado, cuando solo le quedaban dos años para cumplir los 200, no le dedicó una exposición a una artista, Clara Peeters. Las minorías revelan la existencia de misóginos, xenófobos, el miedo al diferente. El poco aprecio por la vida de los otros, y si es de otra raza aún menor, se puede ver en un relieve del Museo Nacional de Escultura, titulado ‘Milagro de San Cosme y San Damián’, en el que los santos amputan una pierna a un negro para trasplantársela a un blanco. Este desprecio y miedo al diferente es un tema actual, como lo es la violencia hacia la mujer y las pésimas condiciones de vida que llevan en algunos lugares como en la República Democrática del Congo, de donde es la mujer de la imagen, fotografiada por la premio nacional Isabel Muñoz para le exposición ‘Mujeres del Congo’, en el Museo Nacional de Antropología hasta el 18 de junio.Isabel Muñoz