Editorial

Fracaso del plan de refugiados

La realidad de la parálisis de la UE llega tras las celebraciones del fin de semana

Dos niños refugiados sirios en el campo jordano de Zaatari. THOMAS COEX (AFP)

Tras la voluntarista celebración del 60 aniversario de la UE el domingo, el lunes emergió de nuevo la realidad para recordar que no va a ser fácil superar la crisis institucional y de proyecto en la que se encuentra la Unión. La Comisión ha tenido que reconocer el fracaso del plan de reparto aprobado hace dos años como solución de emergencia a la crisis de los refugiados. El compromiso era ya muy poco ambicioso: reubicar apenas a 160.000 de los 1,2 millones de refugiados que habían llegado a Europa. Pero ni siquiera ese limitado objetivo va a poder cumplirse.

Hasta ahora solo se han rep...

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Tras la voluntarista celebración del 60 aniversario de la UE el domingo, el lunes emergió de nuevo la realidad para recordar que no va a ser fácil superar la crisis institucional y de proyecto en la que se encuentra la Unión. La Comisión ha tenido que reconocer el fracaso del plan de reparto aprobado hace dos años como solución de emergencia a la crisis de los refugiados. El compromiso era ya muy poco ambicioso: reubicar apenas a 160.000 de los 1,2 millones de refugiados que habían llegado a Europa. Pero ni siquiera ese limitado objetivo va a poder cumplirse.

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Hasta ahora solo se han repartido 13.546 y con los trámites en curso, como mucho se reubicarán otros 26.000, lo que da una tasa de cumplimiento del 25%. Es un fracaso en toda regla por la falta de colaboración de los países —España destaca entre los más remisos— y la incapacidad de la propia UE para hacer cumplir sus compromisos. La impotencia con que Europa reconoce ahora que no podrá aplicar el programa se convierte en un pésimo augurio sobre su capacidad para afrontar el resto de crisis que atraviesa.

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Mientras tanto, la situación se agrava por momentos en los dos países que concentran la mayor presión de demandantes de asilo, Italia y Grecia, y especialmente en esta última, donde 62.000 refugiados malviven en campamentos mal dotados a la espera de que se resuelva su situación. Es cierto que desde la firma del acuerdo con Turquía, hace ahora un año, para que sellara su frontera con Europa se ha reducido el número de llegadas. Pero estas siguen siendo superiores al número de salidas, con lo que el problema en el país más castigado de la UE por la crisis económica no deja de empeorar. Las islas del Egeo se han convertido en un limbo en el que están atrapados miles de refugiados.

Es cierto que tras el acuerdo con Turquía han muerto menos migrantes en el Egeo (unos 70 frente a los 1.100 del año anterior), pero en la parte central del Mediterráneo las oleadas que ahora llegan desde Libia y la costa africana han dejado ya 4.579 víctimas. La UE sigue sin poder actuar, ni sobre las causas de la crisis de refugiados, ni sobre las consecuencias. Sin una política común de asilo, depende de un acuerdo que Erdogan podrá administrar a su conveniencia.

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