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Munch, antes y después de ‘El grito’

La dibujante Giorgia Marras recrea la tormentosa biografía del pintor noruego en una novela gráfica

Al Munch que hay detrás de 'El grito' le ha costado llegar a nuestros días. Cualquiera de las versiones de su obra más famosa hace que tanto su persona como el resto de su producción quede diluida. Quizá 'El grito' sea una de las más claras muestras de lo que promulgaba en sus escritos: "Todos somos propietarios de la obra de arte (...) Tal vez el arte vuelva a ser propiedad colectiva, como en tiempos de la antigüedad. ¿Tal vez en los edificios públicos y en las calles?". Tal vez en el cine o en el WhatsApp, se podría añadir ahora, si pensamos en el emoticono que se basa en esta angustiosa obra o en el rostro de Macaulay Culkin, en el cartel de 'Solo en casa', o en la máscara de 'Scream'... Pero, ¿cómo era Edvard?, el artista, la persona. Eso se preguntó Giorgia Marras, una joven dibujante nacida en Génova en 1988, que con motivo de una exposición que se celebró en el Palacio Ducal de su ciudad en 2013 para celebrar el 150 aniversario del pintor, recibió el encargo por parte de Tuss, una pequeña editorial independiente, de profundizar en el artista. Así nació el cómic 'Munch. Una biografía', que se acaba de publicar en castellano por Roca editorial.Ilustración de Giorgia Marras
A Giorgia Marras, le interesaba indagar en Edvard Munch (Løten, 1863-Ekely, 1944), ese hombre que nació en una Noruega burguesa y conservadora de la segunda mitad del siglo XIX, con un padre médico militar y profundamente religioso y una madre enferma, que murió cuando el pintor tenía solo cinco años. La muerte y la enfermedad marcaron su vida. "Nací en un cuarto enfermo", escribió en una de las 13.000 páginas de diarios, apuntes y anotaciones suyas que se conservan, además de sus dibujos, grabados y pinturas. Sus escritos dan una idea más completa de cómo era, de su atormentada y problemática personalidad, la que Marras quería investigar, por eso, quería titularlo 'Edvard', para centrarlo en la persona -una declaración de intenciones son las viñetas de las primeras página donde le presenta en su ciudad y llamándole por su nombre de pila-. Luego las decisiones editoriales fueron otras, 'Munch before Munch' fue su título original. El pasado año se publicaron en castellano dos libros con los textos del artista, 'El friso de la vida' (Nórdica) y 'Cuadernos del alma' (Casimiro). Esto coincidió con la exposición que el museo Thyssen de Madrid le dedicó, 'Edvard Munch. Arquetipos', donde se hacía un recorrido por los ejes de su obra: Melancolía, Muerte, Pánico, Mujer, Melodrama, Vitalismo, Desnudo.Ilustración de Giorgia Marras
En los aspectos formales de la novela gráfica, Marras ha querido mantenerse alejada del estilo de Munch. "Nunca me compararía. No iba a hacer una mala copia de sus obras. He tratado de plasmar la atmósfera triste y fría de Noruega, las sombrías París o Berlín. La técnica tiene que ser funcional a la historia. Lo que me interesaba era captar el ambiente. Sí he querido homenajear y acercarme más a sus grabados, que son de sus obras más deconocidas y de las que más me interesan. De ahí que solo haya usado el blanco y negro", declara. El azul también tiene protagonismo en el cómic, lo usa la autora para señalar lo que son recuerdos o 'flash-backs', parte fundamental en la obra del noruego. Por ejemplo, la silla que aparece en su obra 'La niña enferma', en la que representa a su hermana Sophie -probablemente su favorita-, que también moriría a una edad temprana, aparece en el cómic, en la escenografía que hace para la obra de Ibsen 'Espectros' y se conserva hoy en su museo de Oslo. Un recuerdo cargado de enfermedad, angustia y tristeza.Ilustración de Giorgia Marras
El cómic es un ejemplo de cómo hacer fácil y atractiva la historia del arte. Acerca la densidad y la carga emocional de un pintor como Munch, que llega a decir: "Como Leonardo da Vinci diseccionó cadáveres y estudió los órganos internos del cuerpo humano, yo intento diseccionar el alma". A través de unas viñetas muy fáciles de leer, con poco texto pero muy escogido, Marras da unas pinceladas básicas de lo que supuso Munch para la modernidad, de cómo fue precursor de todo lo que veía, de cómo se comenzó a pintar con las emociones y no solo con los ojos. "No lo entendéis... Munch es el pintor de nuestro tiempo. ¡Nos sacude la conciencia como ningún otro artista!", le defienden en una de la escenas. Para Marras es su primera novela gráfica, ha prestado mucha atención a la parte escrita porque es donde tenía menos experiencia pero quería que todo guardara un equilibrio. Una parte fundamental del libro son los anexos que tiene un prólogo de Ester Armanino que introduce al lector en el contexto del pintor y unos glosarios finales en los que se explica quién es quién en la vida de Munch: su familia, sus amigos, la sociedad que le rodea -que tanto le influye-, su maltrecha relación con las mujeres... Ilustración de Giorgia Marras
El dramaturgo noruego Henrik Ibsen, el escritor y filósofo Hans Jaeger, los pintores Christian Krohg y Oda Lasson, el escritor Stanislaw Przybyszewski, entre otros, forman parte del grupo de bohemios que rodeaban al protagonista de este cómic, creado en Atelierhaus Salzamt, espacio dedicado al arte contemporáneo en la ciudad de Linz (Austria). Ahora, la autora, está trabajando en una novela gráfica que profundiza en otro personaje histórico, la emperatriz Isabel de Baviera, 'Sissi'. Está impresionada del abismo que hay entre la imagen idílica de princesa que se ha difundido de esta mujer y su atormentada vida real. Trabaja rodeada, como Munch, de un ambiente de intercambio creativo, convive con dibujantes en la Maison des Artistes de Angulema (Francia), becada por el reconocido festival internacional de cómic y además de su próximo proyecto ya tienes otros en mente: una novela negra de la que ella hará los dibujos y otro compañero los textos y después, una historia situada en el momento actual de una joven actriz y sus dificultades e inestabilidades tanto laborales como personales. Ilustración de Giorgia Marras