Si el niño tuerce un ojo, ve al oftalmólogo

"Mejor pecar por exceso de precaución: quizás algo que nos parece normal no lo es", aseguran los expertos

Niña juega con unas lupas. getty

Este es el caso real de una madre que acude a consulta con una pregunta inocente: "Me he fijado en algunas fotos de la niña hechas con flash y el reflejo rojo solo le sale en uno de los ojos; ¿habrá coincidido o puede ser por algo?". Respuesta del médico: "Vamos a hacer un par de pruebas y vamos pidiendo cita con el oftalmólogo para salir de dudas". Sin alarmas pero sin esperas. El reflejo rojo en ambos ojos muestra una retina saludable en los bebés y su diferencia puede deberse a algún tipo de enfermedad latente como glaucoma o catarata congénitos o, en el peor de los casos, retinobl...

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Este es el caso real de una madre que acude a consulta con una pregunta inocente: "Me he fijado en algunas fotos de la niña hechas con flash y el reflejo rojo solo le sale en uno de los ojos; ¿habrá coincidido o puede ser por algo?". Respuesta del médico: "Vamos a hacer un par de pruebas y vamos pidiendo cita con el oftalmólogo para salir de dudas". Sin alarmas pero sin esperas. El reflejo rojo en ambos ojos muestra una retina saludable en los bebés y su diferencia puede deberse a algún tipo de enfermedad latente como glaucoma o catarata congénitos o, en el peor de los casos, retinoblastoma: un tumor ocular muy agresivo por la facilidad de metástasis cerebrales.

Mejor pecar por exceso de precaución: quizás algo que nos parece normal no lo es

"Mejor pecar por exceso de precaución: quizás algo que nos parece normal no lo es. Los oftalmólogos intentamos prevenir la patología antes incluso que la curación. Y si los padres no se quedan tranquilos siempre conviene pedir una segunda opinión", señala la doctora Amina El Rubaidi, especialista en oftalmología infantil del Hospital Nisa Pardo de Aravaca. La primera visita obligada al oftalmólogo sería los tres años. Pero nunca es demasiado pronto si existen sospechas de que algo va mal.

¿Cuáles son los plazos y qué debemos analizar en los ojos de los niños? La doctora El Rubaidi recomienda observar las siguientes dolencias que, con un diagnóstico precoz, tienen mejor solución.

  • Diabetes gestacional y toxoplasmosis. Las madres que hayan sufrido diabetes durante el embarazo deben saber que sus hijos tienen un 30% más de posibilidades de desarrollar defectos refractivos tales como miopía, astigmatismo o hipermetropía. Por otra parte, los fetos afectados por toxoplasmosis en el útero materno pueden no presentar síntomas al nacer pero desarrollar ceguera, entre otras enfermedades. Por ello es recomendable pedir que se realice un fondo de ojo al bebé para obtener un diagnóstico temprano. El examen de fondo de ojo es una medida preventiva que sirve a todos los recién nacidos -no solo los susceptibles de haber sido infectados por toxoplasmosis- y descubre precozmente enfermedades congénitas que de otra forma serían indetectables hasta pasados varios meses.
  • Estrabismos. A partir de los seis meses el bebé desarrolla su visión binocular, necesaria para una visión en tres dimensiones y para calcular correctamente las distancias. El estrabismo (endotropias) es un defecto en la alineación de los ojos y lo más común es que los ojos se desvíen hacia la parte interior (la nariz) de forma puntual. Hay diferentes tipos de endotropias: desde las congénitas que requerirán botox (inyección local sin anestesia general) o cirugía, hasta las acomodativas que se suelen corregir con gafas. La alarma debe saltar cuando un niño aparentemente sano y sin antecedentes, de repente empieza a desviar un ojo hacia el exterior. En estos casos conviene visitar lo antes posible al oftalmólogo y al neurólogo porque es un indicador de posibles enfermedades graves como tumor cerebral.
  • Ambliopía (ojo vago). Suelen coexistir ojo vago y estrabismo con la dificultad añadida de que si el niño no ve por un ojo, no lo sabe identificar. El cerebro tiende a adaptarse y en este caso el ojo sano se hará dominante y tenderá a anular al ojo vago. La ambliopía se puede tratar con éxito hasta los 8-12 años, aunque lo ideal es el tratamiento precoz (entre tres y cuatro años) con parche o gafas
  • Insuficiencia de convergencia. Los síntomas suelen aparecer entre los cinco y seis años, cuando el niño aprende a leer. Se presenta como dificultad para mantener la vista en un punto y puede producir saltos de líneas en la lectura, cansancio o aburrimiento ante el libro y falta de concentración. Se ha diagnosticado erróneamente a niños como "hiperactivos" cuando en realidad se trataba de un problema de insuficiencia de convergencia, que se corrige con ejercicios o gafas. Una prueba que pueden realizar los padres consiste en acercar un boli en vertical a la punta de la nariz del niño para que lo siga con la mirada de forma simétrica y paralela. Si un ojo tiende a irse hacia afuera conviene acudir al oftalmólogo.
  • Degeneración macular y cataratas. Aunque son patologías asociadas a una edad avanzada se puede retrasar o ayudar a prevenir con una adecuada protección de los ojos desde los primeros meses de vida. El cambio climático ha hecho que el sol incida de forma distinta en la piel y los ojos, por lo que igual que nos embadurnamos de protector solar se debe intentar poner gafas de sol y gorros a los niños. El consumo de alimentos ricos en omega 3, luteína y zeoxantinas presentes en frutos rojos, pescados azules y otros alimentos ayudarán también al cuidado de nuestros ojos.

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