Corriente arriba

Resulta irónico: los refugiados saben a dónde van y qué quieren, mientras la UE está desorientada y no sabe a dónde se dirige

Cuando un río se desborda no hay otra opción que tratar con las consecuencias de la inundación. Eso es lo que Europa lleva ya casi un año intentando hacer, con poca fortuna, gran división y escaso acierto. Gobiernos e instituciones europeas llevan demasiado tiempo chapoteando en el fango: el que no está paralizado por el miedo lo está por el egoísmo, y el que no, por la incompetencia. El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, que hizo de esta cuestión la prioridad número uno de su mandato, ha tirado la toalla y abandonado el cuadrilátero. Y el presidente del Consejo, Donald Tusk, ha c...

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Cuando un río se desborda no hay otra opción que tratar con las consecuencias de la inundación. Eso es lo que Europa lleva ya casi un año intentando hacer, con poca fortuna, gran división y escaso acierto. Gobiernos e instituciones europeas llevan demasiado tiempo chapoteando en el fango: el que no está paralizado por el miedo lo está por el egoísmo, y el que no, por la incompetencia. El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, que hizo de esta cuestión la prioridad número uno de su mandato, ha tirado la toalla y abandonado el cuadrilátero. Y el presidente del Consejo, Donald Tusk, ha conseguido, con sus declaraciones invitando a los refugiados a no venir, representar la vergüenza que todos sentimos estos días. No deja de resultar irónico que los refugiados sepan con tanta claridad a dónde van y qué es lo que quieren y que, a cambio, sea la Unión Europea la que esté desorientada y no sepa a dónde se dirige.

El principio de acuerdo con Ankara responde a una lógica cobarde: incapaz de organizarse internamente como tal, Europa abdica de sus responsabilidades colectivas para, a cambio de salvar Schengen, convertir a una Turquía en clara deriva autoritaria en la guardiana de las fronteras exteriores de la Unión. Con todo, el descarado cinismo que supura este acuerdo no es lo peor. Lo peor es que el acuerdo ignora que la política de Turquía hacia los kurdos es, a su vez, una parte importante del problema de los refugiados y, también, que los delirios geopolíticos de Erdogan y su visión neootomana de la región son un factor que aviva el conflicto en Siria.

Corriente arriba hay un tipo llamado El Asad que, apoyado por la aviación rusa, va a seguir enviando cientos de miles de refugiados corriente abajo, y un califato terrorista que provoca un efecto similar. Si la UE hubiera dedicado una fracción de las energías consumidas en la cuestión de los refugiados a una iniciativa de paz para Siria que mereciera tal nombre, no estaríamos aquí. Porque Europa no solo está dividida corriente abajo, sino también corriente arriba, donde tiene que solucionarse el problema. Corriente abajo solo se gestiona (mal). @jitorreblanca

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