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Inesperados y debutantes de los Goya

De Antonia Guzmán, la candidata más longeva con 93 años, a Paula Ortiz, directora de la película con más nominaciones, La novia

Candidatos a la mejor dirección novel por la comedia ‘Requisitos para ser una persona normal’ y el drama ‘A cambio de nada’, Leticia Dolera y Daniel Guzmán son dos actores detrás de la cámara. Coinciden en más cosas: necesitan escribir y contar sus propias historias y sus dos películas beben de un lugar común, el de sentirse unos inadaptados. Curtida en el cortometraje, Dolera (que además es una de las actrices secundarias de ‘La novia’) ha escrito, dirigido y protagonizado el filme. “Cuando haces una película no piensas en los premios. El único premio es el plano que estás haciendo”. Por el contrario, Daniel Guzmán no aparece en la pantalla sencillamente porque él es la historia. Un proceso doloroso (seis años intentando poner en pie el proyecto) para poner fin a un capítulo de su biografía en el que rozó la delincuencia. Al protagonista, Miguel Herrán (candidato a mejor actor revelación), lo encontró literalmente en la calle. “No daba con el actor que quería sencillamente porque me buscaba a mí mismo. Hasta que me crucé con Miguel caminando, lo miré a los ojos y me reconocí en él y sus problemas”, confiesa. Jordi Socías
Paula Ortiz (Zaragoza, 1979) es la directora de la película con más candidaturas en esta edición, 12. ‘La novia’ es la sorpresa de la temporada de premios, aunque ella no es una novata en los Goya. En 2011, su primer filme, ‘De tu ventana a la mía’, obtuvo tres nominaciones; entre ellas, la mejor dirección novel. Su reconstrucción de ‘Bodas de sangre’, de Lorca, está situada en una época indefinida y un territorio sin nombre. “Se trata de recuperar los relatos esenciales. Las tragedias son los relatos de las crisis, las individuales y las colectivas”. Rodada en Huesca, Zaragoza y la Capadocia (Turquía), esta coproducción española y alemana reclama “la belleza extrema”. “Aquí la forma es el fondo”, afirma antes de asegurar que existen muchas maneras de reivindicar la parte dolorosa del mundo, “desde una película social hasta una tragedia simbólica, una fábula, como hace Lorca. En mi caso es la estética que me lleva a esa catarsis”.Jordi Socías
Es normal que no les suene su cara. Son guionistas. Tomás Aragay (‘Truman’) y Alberto Marini (‘El desconocido’), candidatos al mejor guion original, representan polos opuestos del oficio. Marini escribió por encargo. Le gusta el cine de género, se curtió en la factoría Filmax y, si fuese por él, solo escribiría películas de terror: es autor de ‘Romasanta, la caza de la bestia’, de Paco Plaza, y de ‘Mientras duermes’, de Jaume Balagueró. Tomás Aragay es la media naranja creativa de Cesc Gay y el espejo en el que el director catalán se ha mirado desde ‘Krámpack’ (2000). “Fuimos compañeros de pupitre en EGB, luego compartimos piso de solteros. Le saco las cosas que tiene que sacar porque a veces es más fácil ver desde fuera lo que uno lleva dentro”. Describe su relación profesional como una partida de pimpón entre dos miradas diferentes: “Yo vengo del teatro más experimental y Cesc es, en el mejor sentido de la palabra, más clásico”.Jordi Socías
Natalia de Molina (candidata a mejor actriz) cambió su acento granadino por el de Jerez porque Juan Miguel del Castillo se lo pidió. El director de ‘Techo y comida’ (candidato a mejor director revelación) no quería traicionar su verdad. “Yo conocí a esa mujer. Era mi vecina. Bajaba de vez en cuando para pedir leche, azúcar o un limón. Tenía dos niños chicos. Un día desapareció. No le di muchas vueltas, hasta que la vi en la tele. Aquello me impactó de una forma tremenda. Esa mujer había estado tan cerca y a la vez tan lejos. Comprendí que estos temas se viven con vergüenza, en silencio”. De Molina leyó el guion y su empeño en interpretarlo convenció a Del Castillo. Quería una película sin lágrimas. Un drama áspero y realista con una única música: el rostro de la actriz. Para ellos el cine es capacidad de riesgo y ‘Techo y comida’ los asume. “Quiero sentirme incómoda en cada proyecto para salir siempre fortalecida”, dice esta intérprete que ya ganó, en 2014, el Goya a mejor actriz revelación por ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, de David Trueba. Jordi Socías
Durante el rodaje de ‘A cambio de nada’, Antonia se levantaba a las siete de la mañana para estudiar los diálogos, “el suyo y el de los demás”, recuerda su nieto. Para Daniel Guzmán, el sentido de la película era su abuela, “no conozco a nadie con su luz”. Ella demostró ser la más aplicada. “Estaba obsesionada con hacerlo bien. No quería que repitieran nada por mi culpa”. Hasta entonces el cine había sido para ella primero un lugar prohibido (“no nos dejaban ir solos, o nos acompañaba una hermana o nada”) y después un lugar de trabajo para su hija (costurera de vestuario) y para su nieto actor. “Él siempre me ha cuidado mucho”, asegura. Su mayor ilusión: salir en pantalla conduciendo en pleno centro de Madrid. “Toda mi vida he soñado con sacarme el carné de conducir y nunca he podido. Ahora podré decir que he cogido un volante”. Agradece los cumplidos y aspirar a los premios, pero su mayor satisfacción ha sido su conexión con el joven actor protagonista, “nada me da más alegría que pensar que he podido ayudar en algo a ese chico”.Jordi Socías