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El País Semanal introdujo una serie de cambios de diseño en octubre de 2013, entre ellos la portada. La primera estuvo dedicada al matrimonio homosexual. 17 parejas de países donde se permite casarse a personas del mismo sexo contaron su historia.

Canadá.

La historia de las canadienses Connie Buna (de 33 años) y Taryn (de 32) –agente inmobiliaria la primera, urbanista la segunda– es como la de tantas otras parejas en el mundo. Se conocieron por medio de un amigo común y, tras varias idas y venidas, cambios de ciudad y destinos que no terminan de coincidir, empezaron a salir juntas en 2010. Y como tantas otras parejas, un año después decidieron casarse, pedida de mano sorpresa durante un road trip mediante. Afortunadamente, se encontraban en Canadá, y en febrero de este 2013 pudieron casarse ante 180 invitados en el Ukranian Hall de Vancouver, ciudad natal de Taryn y donde ambas residen actualmente. Canadá fue el cuarto país del mundo y el primero en Norteamérica en legalizar los matrimonios entre parejas del mismo sexo, en julio de 2005. “Somos muy afortunadas de vivir en la ciudad en la que vivimos”, apunta Connie. “La gente es por lo general muy progresista y abierta”. Sin embargo, pese a las buenas noticias, y como apuntan Connie y Taryn, todavía queda camino por recorrer: “Tenemos muchos amigos transgénero cuya situación de desprotección es bastante compleja. Ojalá algún día el mundo se dé cuenta de que todos somos lo mismo. Todos somos personas”.

Texto: Irene Serrano

Kamil Bialous

Francia. Vincent Autin, de 40 años, diplomado en la Escuela de Comercio, militante socialista, trabajador en la oficina de turismo de Montpellier y presidente de la Asociación Orgullo Lésbico y Gay de esta ciudad, se casó con su pareja, Bruno Boileau, de 30 años, funcionario, el 29 de mayo pasado. Su boda fue el primer matrimonio gay celebrado en la historia de Francia. Tras muchos meses de agitación callejera, de maratonianas sesiones parlamentarias marcadas por el filibusterismo de la derecha, que presentó cerca de cinco mil enmiendas, la ofensiva orquestada por la Iglesia católica y amplificada por los medios de comunicación conservadores contra las bodas gais acabó generando una oleada de ataques violentos. Pero el 29 de mayo Vincent y Bruno se convirtieron en el símbolo de la ley Matrimonio para todos, una promesa electoral del socialista François Hollande a la que dio forma la ministra de Justicia, Christine Taubira. En los primeros tres meses, 600 parejas homosexuales se han casado en 50 ciudades distintas. “Francia sigue siendo un país laico, pero se vio que la cultura tradicionalista católica prefiere la Biblia a la República, la religión a los derechos”, explica Vincent Autin. “Las protestas han creado muchos niños y jóvenes homófobos”.

Texto: Miguel Mora

James Rajotte

Portugal. En un bonito, alto y luminoso piso del centro de Lisboa viven Mariana Martins (de 36 años) y Marta Morgado (de 37), casadas en 2011, un año después de que en Portugal, en enero de 2010, se aprobara la ley que permitía el matrimonio para personas del mismo sexo. No fue fácil. Toda la izquierda parlamentaria, que entonces contaba con mayoría en la Asamblea, votó a favor; el centro-derecha que actualmente gobierna Portugal lo hizo en contra. La ley necesitó además una consulta previa al Tribunal Constitucional para saltar a la calle. Pero lo hizo el 5 de junio de ese año. Dos días después comenzaban las bodas.

Hoy también es junio. Por la tarde hace mucho calor en Lisboa. Al lado de sus dos madres, incansable, persigue coches y balones Matías, un chico de un año que aprende con esa facilidad que solo tienen los niños los dos idiomas que se usan en la casa: el portugués y el de sordos, ya que Marta no oye. Viven juntas desde 2005. Pero necesitaban dar ese paso legal antes de comenzar a tener hijos. No solo para reducir trampas legales y burocracias. También, como asegura Mariana, era una simple cuestión de derechos. “Se casa el que quiere. Pero el que quiere y no puede, simplemente es objeto de una discriminación”, añade tajante. Marta asiente en silencio.  

Se casaron. Es verdad que son matrimonio. Es verdad, como dice Mariana, que la sociedad lusa las acepta ya sin mucho problema, que su vida cotidiana discurre con placidez, y pone como ejemplo la reciente inscripción del niño en la guardería: “El empleado no puso ninguna cara rara. Con toda la normalidad del mundo, escribió los nombres de las dos madres”, explica. Pero también es verdad que aún faltan cosas: Matías es solo hijo legal de Mariana, ya que aún no se ha aprobado la ley que permita que las parejas del mismo sexo adopten conjuntamente o compartan los niños. El texto se encuentra en el Parlamento, pero estas dos mujeres desconfían y temen que se retrase indefinidamente.

Y el tiempo juega en su contra. Siempre lo ha hecho. Mientras, enseñan a Matías los dos idiomas de la casa y las dos palabras que en portugués se usan para decir madre: una es mai, y es la que el niño emplea para dirigirse a Marta; la otra es mamã, y Matías la reserva para Mariana.

Texto: Antonio Jiménez Barca

Pedro Guimarães

Dinamarca. Ole Santos (de 41 años) y su esposo, Michael (de 43), se casaron en 2012, el mismo año en el que el matrimonio entre personas del mismo sexo se convirtió en legal en Dinamarca. La aprobación de la ley, que permitía las ceremonias civiles y religiosas, celebradas por la Iglesia evangélica luterana danesa, se llevó a cabo el 15 de junio de 2012 y convirtió a Dinamarca en el undécimo país del mundo en legalizarlo. Pero Dinamarca había sido pionera en la materia al reconocer legalmente a las parejas del mismo sexo, a las que garantizaba derechos jurídicos, fiscales y obligaciones desde 1989, cuando aprobó una ley de uniones civiles. Entre otros, incluía el derecho de adoptar en forma conjunta, en vigor desde 2010.

Desde 2006 se venían sucediendo las peticiones por parte de diputados del Partido Social Liberal para aprobar una ley de matrimonio neutral al género, pero, como recuerdan Ole y Michael, no sería hasta finales de 2011, con la entrada en escena del nuevo ministro de Igualdad y de Asuntos Eclesiásticos de Dinamarca, Manu Sareen, cuando se dio un impulso definitivo a su aprobación, que contó con 85 votos a favor y 24 en contra.

Después de tres años juntos, conocer a una sacerdote danesa lesbiana influyó en Ole y Michael en su elección a la hora de celebrar una ceremonia religiosa oficiada por ella. Nunca han ocultado su homosexualidad a su familia, quienes apoyaron su decisión, felices y convencidos de que estaban haciendo lo correcto, y han sido los primeros de su círculo de amigos en contraer matrimonio en una ceremonia religiosa, y no civil, entre dos personas del mismo sexo.

Están felices de que, finalmente, en 2012 se haya reconocido por ley el matrimonio neutral de género, pero consideran que aún queda camino por recorrer para reconocer completamente los derechos de las parejas del mismo sexo, especialmente en materia de adopción. Algo que no se plantean a nivel personal, pero que afecta a muchos de los matrimonios que quieren adoptar en Dinamarca. Un país en el que, nos cuentan, no se aprecian diferencias significativas entre la capital y el resto en materia de aceptación de los matrimonios del mismo sexo por parte de la sociedad. Ole y Michael se establecieron en un entorno alejado del centro de Copenhague y su adaptación y aceptación ha sido total por parte de sus nuevos vecinos.

Texto: M. Carmen Voces

Martin Dyrlov

Holanda. “Vivía con una chica y un día me dije que ese no era yo. Había llevado una vida heterosexual, de modo que pensé que lo mejor sería acudir a un bar de gais. Me disponía a marchar cuando entró él: un hombre hermoso, especial. Nos miramos, se sentó y hablamos y hablamos. De cine, música, arte… De eso hace 31 años. Y seguimos juntos”. El que recuerda es Boris Dittrich, de 58 años, jurista, antiguo líder de los liberales de izquierda holandeses y actual embajador de Human Rights Watch para las minorías sexuales. El que apareció en su vida en el momento oportuno es el escultor Jehoshua Rozenman, nacido en Israel, que llegó con 21 años a Holanda para estudiar en la Real Academia de Arte. Tras 24 años de convivencia, la pareja contrajo matrimonio en 2006 en Ámsterdam. Cinco años antes, el 1 de abril de 2001, había entrado en vigor la Ley del Matrimonio Gay, la primera del mundo y que recorrió un largo camino. “Aunque los heterosexuales creen que una ley así lo arregla todo, hay que trabajar para evitar violaciones de los derechos humanos”, dice Dittrich. “Pienso en los gais residentes en asilos, los ingresados en psiquiátricos o dependientes por su salud. La tolerancia precisa de la participación activa de todos”.

Texto de Isabel Ferrer

Marc Driessen

Argentina. Claudia Castrosín es activista lesbiana. Tiene 38 años y desde hace 15 coordina La Fulana, un grupo de mujeres con su misma orientación sexual que se reúnen para divertirse y compartir “herramientas para defenderse en la escuela, el trabajo, la familia”. Allí, hace ocho años, en 2005, conoció a su actual esposa, Flavia Massenzio, una abogada que ahora tiene 37. “Ella estaba en pareja y yo también, era medio complicado, pero había algo fuerte que nos impulsaba a estar juntas”, cuenta Claudia. Cada una se separó y a los seis meses estaban viviendo bajo el mismo techo y soñando con casarse. El entonces diputado y expresidente argentino Néstor Kirchner fue quien en 2010 impulsó la ley del llamado matrimonio igualitario. Desde entonces, más de 7.000 parejas del mismo sexo se han casado en Argentina. Claudia y Flavia querían contraer matrimonio por militantes y por su deseo de ser madres. El 18 de noviembre de 2010 se casaron, y cuando Flavia estaba en tratamiento de inseminación artificial, unos familiares les pidieron que se hicieran cargo de su bebé. En septiembre de 2011 recibieron la guarda judicial. Estefi ya cumplió dos años. Llama “mamá” a Claudia y “mami” a Flavia, que ha reanudado el tratamiento en búsqueda del segundo hijo.

Texto: Alejandro Rebossio

Mariana Eliano

Nueva York (Estados Unidos). George Constantinou (Nueva York, de 37 años) y Farid Ali (Bogotá, de 48) se conocieron en 2001 a través de una web de citas; en 2002 decidieron comprometerse. “Yo trabajaba para el Departamento de Tecnología de Nueva York y George era gerente de un restaurante en Brooklyn. Entonces surgió la idea de abrir un negocio juntos”, explica Farid. Tras hacer varios cursos de negocios, en 2005 decidieron abrir el Bogotá Latin Bistro. En 2009, después de ocho años de relación y cuando diversos Estados en el país comenzaron a permitir el matrimonio homosexual, la pareja se planteó casarse, pero no lo hicieron. “Sentimos que no era justo, no se respetaba esta unión si nos casábamos en otro Estado, mientras que en el que vivimos, Nueva York, no lo reconocía aún”, explica. Dos años después comenzaron las reivindicaciones en este Estado, y George y Farid se implicaron en la campaña y aparecieron en un vídeo defendiendo “la equidad”. “Después de estos años de lucha, te puedes imaginar que la decisión del Tribunal Supremo de resolver que la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA) es inconstitucional ha sido una gran victoria. El Supremo ha conseguido que podamos mirar al mundo y decirle: ‘Mira, soy igual que tú”.

Texto: Carolina García

James Rajotte

Suecia. Stian Raneke, de 35 años, y Jonas, de 33, se casaron en Estocolmo en 2011, dos años después de que la ley que aprobaba el matrimonio entre personas del mismo sexo entrara en vigor en Suecia. Una aprobación que contó con el apoyo de seis de los siete partidos con representación parlamentaria, con la excepción del demócrata cristiano, y obtuvo el respaldo de la Iglesia evangélica luterana, la mayor en el país. Para ellos fue la culminación de algo a lo que aspiraban desde que en 1995 se creó un registro de uniones civiles en Suecia, el tercer país del mundo, tras Dinamarca y Noruega, en reconocerlas legalmente, y a las que se dio beneficios, protecciones y responsabilidades similares al matrimonio. Incluida la adopción, desde 2003, y la fertilización in vitro para las lesbianas, desde 2005. Aunque las uniones eran un asunto exclusivamente civil y no podían celebrarse por la iglesia, sí podían ser bendecidas por los sacerdotes de la Iglesia luterana de Suecia desde enero de 2007.

Jonas, que trabaja como abogado en la Agencia estatal de Impuestos de Suecia, y Stian, anestesista de ambulancia, siempre se han sentido integrados en sus respectivos entornos laborales y respaldados por sus compañeros, que ven con normalidad su relación y se interesan por ella.

Texto: M. Carmen Voces

Baldur Bragason

Sudáfrica. Declan Hughes y Kerry May se dieron el “sí, quiero” el 26 de octubre de 2007, apenas 11 meses después de que Sudáfrica legalizara los matrimonios del mismo sexo. La pareja reside en Ciudad del Cabo, el área tradicionalmente más tolerante con los homosexuales y destino de turismo gay friendly. Ambos tienen 54 años y regentan sus negocios relacionados con la venta de alfombras de lujo y la pintura, respectivamente. Ahí terminan los puntos en común. Declan descubrió su homosexualidad en la adolescencia. Desde entonces, tuvo que driblar con comentarios jocosos e insultantes en su pequeña y cerrada localidad natal costera de Port Elizabeth. Kerry inició su vida adulta al lado de una mujer con la que tuvo tres hijos. “Sus amigos saben y aceptan que estos chicos tienen dos padres”, resume Hughes para enfatizar que la Sudáfrica democrática “no discrimina a las parejas del mismo sexo”, aunque reconoce que “los homosexuales negros que viven en guetos (townships)” aún sufren “muchos prejuicios”. En abril, los diarios sudafricanos informaron de la boda de dos zulúes de 27 años. El mérito es que se casaron en una ceremonia tradicional para romper barreras mentales. “Ser homosexual es igual de africano que ser negro”, dijeron.

Texto: Marta Rodríguez

Isabel Pinto

Noruega. Ane Emile (de 31 años), jefe de proyecto en una empresa escandinava de construcción y desarrollos, y su mujer, Marte Skogtrø (de 32), coordinadora de eventos y programas en una agencia de comunicación, forman uno de los 269 matrimonios entre personas del mismo sexo celebrados el año pasado en Noruega. Una cifra anual que se ha mantenido estable desde que el proyecto de ley del matrimonio neutral al género fuera legalizado en el país el 1 de enero de 2009. Después de tres años de convivencia, Ane Emile y Marte cuentan que su decisión de casarse fue la más natural en una pareja que se quiere. Contaron con el respaldo de sus familias, felices de ver que daban el paso después de haber estado juntas un tiempo. Según varias encuestas, crece el apoyo de la sociedad noruega al matrimonio entre personas del mismo sexo, rondando el 70%.

Ane Emile y Marte se plantean tener hijos en el futuro, pero aún no han decidido si adoptarán o recurrirán a la inseminación artificial. En Noruega, cuando dos mujeres se casan y una queda embarazada, ambas tienen todos los derechos de maternidad desde el momento de la concepción.

Texto: M. Carmen Voces

Haakon Harris

Islandia. Raggy Gudmundsson tiene 35 años, y su esposo, Lloyd, 44. Se casaron en una ceremonia religiosa celebrada en Reikiavik durante la Noche de la Cultura de 2012. El enlace entre personas del mismo sexo en Islandia se había aprobado un par de años antes, el 23 de marzo de 2010. La llegada al poder en 2009 de un Gobierno de coalición entre los socialdemócratas y el Movimiento Izquierda-Verde impulsó la elaboración de una ley única de matrimonio, que fue aprobada por 49 votos a favor y ninguno en contra un año después. El mejor ejemplo de la naturalidad con que se aceptan estos enlaces en la sociedad islandesa, recuerda Raggy, lo protagonizaron la entonces primera ministra, Jóhanna Sigurdardóttir, y su pareja, la escritora Jónína Leósdóttir, al casarse el mismo día en que entró en vigor la ley.

Ambos señalan el año 2001 como el punto de inflexión en el reconocimiento de los derechos de los homosexuales, marcado por la aprobación del matrimonio neutral al género en Holanda. A partir de ese hito, todo ha ido más rápido. Creen que, a pesar del rechazo a las leyes que pretenden reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, la oposición es testimonial y existe un apoyo mayoritario de la sociedad.

Texto: M. Carmen Voces

Bragi Thor