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La catástrofe según los niños

Muchos vuelven a la escuela más de un mes después de que un terremoto arrasara con la vida que conocían, en Nepal. Así es como los más pequeños sufren y se reponen

Una madre, con su bebé recién nacido, en un campamento para personas desplazadas a causa del seísmo.Naresh Newar (unicef)
Elvis tiene 5 años y está en un campamento informal para personas desplazadas. “No quiero volver a casa”, afirma mientras muestra su diente roto. “Me lo rompí en el terremoto”.Nybo (Unicef)
Narayan, de 14 años, sentado sobre los ladrillos y ruinas de la casa de sus vecinos, que quedó así tras el terremoto. Su casa también ha sufrido graves daños. “Mi casa colapsó, quiero estar seguro. Quiero vivir”.Nybo (Unicef)
Sayera sujeta a su bebé en el exterior de la tienda del campamento informal para gente desplazada por el terremoto. Están en un campo cercano a los cuarteles del ejército en Katmandú. “Lo más importante para mí es tener refugio, mi casa se derrumbó”.Nybo (Unicef)
Una niña sonríe bajo la lona de plástico de la tienda de campaña improvisada en la que ahora vive con su familia. Están en un espacio abierto en Katmandú, con otras miles de familias que se han visto desplazadas debido al terremoto.Anthony (UNicef)
Un niño juega en un espacio amigo de la infancia de UNICEF. Estos espacios se instalan en tiendas de campaña donde los niños juegan y recuperan la normalidad, a la vez que hablan con personal de la organización para expresar lo que han vivido.Karki (Unicef)
Ramita, de 6 años, y Shohit, de 14, en la tienda de campaña improvisada en Tundikhel, una gran zona verde del centro de Katmandú. “Estamos aliviados porque nuestra casa no se cayó, pero nos da miedo volver”.Karki (Unicef)
Rijkha Shrestha, de 4 años, es inmunizada contra el sarampión y la rubeola. Su madre, Rupa, la llevó al puesto de salud de su refugio temporal. UNICEF está llevando a cabo una campaña de vacunación en las zonas donde hay niños desplazados.Panday (Unicef)
Neisha Shakya, de 4 años, y su familia, buscaron refugio tras el terremoto en una granja de pollos en el Valle de Katmandú. Allí viven ahora con otras seis familias, 30 personas en total. Su madre dice: "cuando llueve, entra la lluvia. No sabemos cuánto estaremos aquí. Cuatro de las familias han perdido sus casas. Los niños tienen miedo de estar dentro de una vivienda, se acuerdan del terremoto. Cuando hay réplicas tienen terror”.Panday (Unicef)