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El Camerún que acoge a sus vecinos

Han recibido a casi 200.000 refugiados procedentes de República Centroafricana en la última década. Así es la vida en los pueblos que son la esperanza de muchos

Camerún, en el puesto 152 de 189 del Índice de Desarrollo Humano, mantiene una política de puertas abiertas para los refugiados. Las zonas rurales son muy pobres y no tienen recursos suficientes para atender a sus nuevos vecinos. Por eso, reclaman más ayuda internacional.BERNARDO PÉREZ
El pueblo de Gbiti es uno de los principales puntos de entrada de centroafricanos a Camerún. Un soldado de este país vigila el río por el que cruzan para asegurarse que ningún combatiente traspasa la frontera. Es común, dice, que algunos intenten llegar a los asentamientos de refugiados para cometer asesinatos.BERNARDO PÉREZ
Desde la orilla camerunesa se divisa la República Centroafricana, país sumido en una guerra civil entre facciones políticas y religiosas. Pocos meses después de que se hiciera con el poder un gobierno católico, comenzaron las persecuciones y matanzas de musulmanes.BERNARDO PÉREZ
Una cuerda y dos barcas de madera sirven de medio de transporte entre uno y otro país. Unos niños cruzan de RCA a Camerún en penas dos minutos.BERNARDO PÉREZ
El hecho de que las comunidades camerunesas de la región oriental y los refugiados compartan religión (musulmanes bororos) y lengua, ha facilitado la pacífica convivencia entre ambas poblaciones, según los especialistas de la Agencia de las ONU para los refugiados (ACNUR) en la zona.BERNARDO PÉREZ
Las agencias de la ONU en la zona (Acnur, Unicef, el PMA) y diferentes ONG, tratan de implementar programas de integración de los refugiados para que empiecen a desarrollar sus propias actividades económicas y no necesiten de ayuda externa para sustentarse.BERNARDO PÉREZ
La avalancha de personas que han llegado a la zona desde 2013 ha paralizado algunos de los programas de cooperación que se estaban implementando, pues los recursos se han desviado para atender esta nueva emergencia. En la imagen, dos mujeres en el punto de reparto de alimentos de Gbiti.BERNARDO PÉREZ
Muchos de los refugiados centroafricanos planificaron su huida a Camerún y trataron de llegar a este país junto a sus familias y su ganado. La mayoría, perdió sus reses por el camino. El sueño de algunos es tener recursos suficientes para acudir al mercado y adquirir animales.BERNARDO PÉREZ
En las aldeas camerunesas que acogen a refugiados, estos no viven concentrados en campos, sino que se les entrega un pedazo de tierra para que construyan sus casas. Acnur les ayuda en este proceso.BERNARDO PÉREZ
Cientos de mujeres esperan para poder recibir el lote de comida mensual. Para ello, tienen que llevar su carnet de refugiadas en el que se especifica cuántos miembros de su familia están a su cargo, lo que sirve para medir la cantidad de alimentos que se debe llevar.BERNARDO PÉREZ
Vista panorámica del punto de distribución de alimentos de Timangolo (Camerún) en el que agencias de la ONU -Acnur, Unicef, PMA- y ONG -Médicos sin Fronteras- trabajan conjuntamente para prestar una atención integral a los refugiados y la población que les acoge.BERNARDO PÉREZ
Almacén de comida del Programa Mundial de Alimentos en Batouri, desde la que se distribuyen los alimentos en camiones a los puntos de distribución una vez al mes.BERNARDO PÉREZ
Un grupo de niños posa para que les hagan una fotografía en la explanada central entre las capas de distribución de alimentos en Timangolo. Rápido romperán la formación y acudirán corriendo a observar la imagen en la cámara.BERNARDO PÉREZ
Algunos hombres también se encargan de la recogida de alimentos, aunque la mayoría son mujeres.BERNARDO PÉREZ
Uno de los pocos motivos por los que surgen conflictos entre los vecinos y los centroafricanos es tener que compartir recursos escasos como la madera, el agua y la tierra. El Hadj Hamda Hamadjoda, líder de Timangolo, cree sin embargo que la llegada de refugiados ha significado un progreso en este sentido. "Antes no teníamos agua potable a las afueras del pueblo y ahora sí", sentencia.BERNARDO PÉREZ
A los niños que tienen bajo peso y no quieren comer se les hace un test de apetito. Si no consiguen comerse una bolsa de complemento alimenticio PlumpyNut de 92 gramos en una hora significa, en la mayoría de los casos, que tienen parásitos en el estómago y necesitan tratamiento.BERNARDO PÉREZ
El 80% de los refugiados que han llegado a Camerún desde diciembre de 2013 procedentes de RCA son mujeres y niños, poblaciones especialmente vulnerables a la malnutrición, la malaria y otras dolencias.BERNARDO PÉREZ
A cada persona le corresponden 150 gramos de sal, 750 mililitros de aceite, 1 kilo y medio de maíz o soja y 13,5 kilogramos de cereales, para alimentarse durante un mes.BERNARDO PÉREZ
Para el reparto de alimentos, que se realiza durante tres días una vez al mes, el PMA contrata a vecinos oriundos el lugar o refugiados.BERNARDO PÉREZ
El PMA ha repartido en una año, desde enero de 2014, 12.500 toneladas de alimentos entre casi 99.000 personasBERNARDO PÉREZ
La espera para recibir los alimentos puede durar horas. Muchas mujeres acuden, además, con sus hijos para que revisen el estado de salud de sus hijos y les den complementos alimenticios para evitar la malnutrición.BERNARDO PÉREZ
Gracias al programa de lucha contra la malnutrición en la región Este de Camerún, las tasas de malnutrición infantil han descendido de una 25% a un 4%, según datos del Programa Mundial de Alimentos.BERNARDO PÉREZ
A todos los niños de las aldeas, refugiados o no, se les controla el estado de salud y se les suministra PlumpySup para que se lo coman además de su menú diario habitual.BERNARDO PÉREZ
En los niños de seis meses a cinco años, si la circunferencia del brazo mide más de 12,5 centímetros, quiere decir que no padecen malnutrición grave.BERNARDO PÉREZ