Laia Sanz, la reina del desierto

Quizá su cara no es conocida. No es una gran estrella. Sin embargo, Laia Sanz es la número uno del motociclismo sin discusión. Una referencia global. Tiene más campeonatos del mundo a sus espaldas que Marc Márquez y Valentino Rossi juntos, y supera incluso a los míticos corredores Ángel Nieto y Giacomo Agostini. Ha pulverizado todas las marcas femeninas en las categorías de trial y enduro y se ha batido con centenares de hombres en cinco ediciones del ...

Quizá su cara no es conocida. No es una gran estrella. Sin embargo, Laia Sanz es la número uno del motociclismo sin discusión. Una referencia global. Tiene más campeonatos del mundo a sus espaldas que Marc Márquez y Valentino Rossi juntos, y supera incluso a los míticos corredores Ángel Nieto y Giacomo Agostini. Ha pulverizado todas las marcas femeninas en las categorías de trial y enduro y se ha batido con centenares de hombres en cinco ediciones del Rally Dakar, la prueba más legendaria y mítica de la competición del motor, en la última, celebrada a comienzos de este año, quedó clasificada la novena de la general, la mejor posición nunca alcanzada por una mujer en moto en el mítico Rally. Este domingo, en un número especial dedicado al motor, El País Semanal habla con la mujer que más lejos ha llegado en la historia del motocliclismo.

Tiene 29 años, se inició en la competición a los seis. Todos sus adversarios eran hombres. Quedó la última. En poco tiempo se tomó la revancha y les superó a todos. Toda su vida ha sido una carrera contra el cronómetro y contra el machismo imperante en el mundo del motor. Ella misma lo reconoce: “El machismo mezclado con la envidia es un cóctel explosivo. Me lo conozco de memoria”. Hoy, centrada en su preparación para seguir atesorando campeonatos del Mundo de motociclismo, su horizonte deportivo está claramente unido al Dakar. Una prueba que recorre cada año cerca de 10.000 kilómetros por Latinoamérica, pasa en una sola jornada de las cimas de Los Andes a las costas del Pacífico, y tiene más visibilidad deportiva y comercial que la mayoría de las competiciones. “Me gusta esta vida. Me gusta esa soledad infinita del Dakar. Me divierte ver hasta dónde puedo llegar. Corro para buscar mi límite”.