El acento

Impuestos y ejemplaridad

Hacienda empieza a investigar las rentas excepcionalmente elevadas

MARCOS BALFAGÓN

Hacienda busca dinero y ejemplaridad. Esta es la interpretación ciudadana de la acumulación de figuras conocidas presionadas por la Agencia Tributaria, bien como imputados por delito (casos de Messi y de la soprano Monserrat Caballé), bien como objetos de investigación previa (los futbolistas David Villa y Xabi Alonso) o como conminados a que “interpreten correctamente la normativa fiscal” (el guardameta Iker Casillas ha tenido que pagar dos millones de euros, aunque, sin que se le aprecie voluntad de defraudar). Los inspectores aplican sistemáticamente la estrategia de investigar las rentas m...

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Hacienda busca dinero y ejemplaridad. Esta es la interpretación ciudadana de la acumulación de figuras conocidas presionadas por la Agencia Tributaria, bien como imputados por delito (casos de Messi y de la soprano Monserrat Caballé), bien como objetos de investigación previa (los futbolistas David Villa y Xabi Alonso) o como conminados a que “interpreten correctamente la normativa fiscal” (el guardameta Iker Casillas ha tenido que pagar dos millones de euros, aunque, sin que se le aprecie voluntad de defraudar). Los inspectores aplican sistemáticamente la estrategia de investigar las rentas más altas en busca de desviaciones y fraudes. La novedad relativa es la publicidad. Las lecturas del caso Messi, casi todas paranoicas, abundaron en la persecución al jugador, al padre del jugador o al club. Pero se despreció la más obvia: Hacienda empezaba a investigar a los futbolistas de élite. El caso de la diva Caballé —un olvido fiscal de 500.000 euros— podría indicar que correrán malos tiempos fiscales para la lírica; incluida la lírica pop.

Se supone que el ejemplo de futbolistas atornillados por la Agencia Tributaria debe tener efectos disuasorios para el conjunto de los ciudadanos, aunque hay algún matiz que limita la eficacia de esa ejemplaridad. Los futbolistas y las sopranos (sobre todo las que se declaran residentes en Andorra) responden a una galaxia fiscal, compuesta de sociedades mercantiles (Casillas es una persona jurídica llamada Ikerka), desgravaciones, derechos de imagen y otros cachivaches de ingeniería tributaria que el asalariado de a pie, enredado en un impreso de declaración de 20 páginas para una renta de 20.000 euros, no comprende bien. En poco puede entonces sentirse concernido.

Bien está que las rentas muy altas paguen lo que corresponde; y mejor aún que se redoble la vigilancia sobre el gasto suntuario. Pero recuerde Hacienda que el problema fiscal de España no está en las rentas a la vista, por altas que sean, sino en las que se esconden en la trastienda. En la jerga tributaria, el problema es de bases imponibles ocultas; un problema de más de 350.00 millones para el que Hacienda no presenta soluciones.

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