"No entiendo por qué la gente se enfada al ver mis fotos"

Martin Parr, jefe de filas del costumbrismo británico, revisa sus inicios en la fotografía con una nueva muestra en Londres.

Londres -
Peluquera itinerante, Heptonstall. De 'Los inconformistas', de Martin Parr (La Fábrica, 2013).

Una dama de los suburbios londinenses sonríe mientras fuma arrodillada, con los rulos en la cabeza y ni un solo diente en la boca, en la puerta de una modesta peluquería de Lewisham. Doce estaciones al oeste, en el más distinguido barrio de South Kensington, un señor vestido como si fuera a una boda en 1956 saluda al transeúnte retirándose el sombrero. En el pub de la esquina, los integrantes de una despedida de soltero se sirven su primera ronda a las once de la mañana. Creíamos habernos perdido, pero este de ser el buen camino hacia la nueva exposición de Martin Parr en la capital británica....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Una dama de los suburbios londinenses sonríe mientras fuma arrodillada, con los rulos en la cabeza y ni un solo diente en la boca, en la puerta de una modesta peluquería de Lewisham. Doce estaciones al oeste, en el más distinguido barrio de South Kensington, un señor vestido como si fuera a una boda en 1956 saluda al transeúnte retirándose el sombrero. En el pub de la esquina, los integrantes de una despedida de soltero se sirven su primera ronda a las once de la mañana. Creíamos habernos perdido, pero este de ser el buen camino hacia la nueva exposición de Martin Parr en la capital británica.

Only in England, que inaugura en el nuevo espacio destinado a la fotografía en el Science Museum de Londres, contrapone sus primeras imágenes en blanco y negro, tomadas cuando era solo un veinteañero recién salido de su art school, con las de su auténtico maestro, el malogrado Tony Ray-Jones, pionero de ese costumbrismo juguetón, fallecido de leucemia en 1972, a los 31 años. "Fue capaz de retratar el espíritu del tiempo como nadie lo había conseguido antes", dirá Parr sobre su apóstol unos días más tarde, durante una conversación en la que no se esforzará en disimular su desgana. "No se lo tome mal. Es solo que llega tras veinte entrevistas. Siempre me digo que no tendría que dar más. Ya sabe que las preguntas siempre son las mismas", explica, enarbolando esa reivindicación histórica del colectivo de entrevistados. "Ojalá le hubiera tocado el viernes y no hoy".

en la calle por el Jubileo de Plata de la reina Isabel II, Todmorden. De 'Los inconformistas', fotografías de Martin Parr.MARTIN PARR / MAGNUM PHOTOS

Le guste o no –es decir, lo segundo–, los imperativos promocionales le obligan a recorrer de nuevo sus primeros días en el oficio. Coincidiendo con la muestra, se acaba de editar Los inconformistas (La Fábrica), donde reúne las imágenes que capturó en una comunidad rural de Yorkshire durante los setenta. Una pintoresca parroquia de ancianos vestidos de tweed, atiborrándose de canapés en ceremonias municipales y tomando el té de las cinco en fiestas montadas en capillas metodistas, que reflejaban un estilo de vida en vías de extinción ante la irrupción de la supuesta modernidad. Menos sardónico que de costumbre, Parr celebró esa peculiaridad insular contra la americanización creciente del hemisferio norte. Tony Ray-Jones aseguraba que lo que definía el carácter inglés era la excentricidad. "Es una calidad que mis conciudadanos aprecian por encima de todas las demás", dejó escrito en sus diarios. "Existe cierta nostalgia y reivindicación de esa extravagancia en mis primeras fotos", concede Parr. "Lo gracioso es que los británicos no se consideren excéntricos. Supongo que serlo implica no reconocerlo".

– Y usted, ¿se reconoce en el adjetivo?

– Nunca me he considerado un excéntrico.

– Entonces, siguiendo su razonamiento, sí lo es.

– No soy yo quien debe decirlo. La vida es demasiado corta para preguntarse estas cosas. Prefiero perder el tiempo de otra forma.

Le guste o no –de nuevo, lo segundo–, el mundo de la fotografía siempre le ha dado de comer aparte. Cuando empezó, sus colegas apostaban por los temas mayúsculos y las puestas en escena tremendistas. Parr, cruce de sesudo antropólogo y sátiro con malas pulgas, prefería irse a la vuelta de la esquina y observar a bañistas apilados en playas artificiales y parejas aburridas en restaurantes de poca monta. "No fue una reacción a la norma, sino una elección obvia. No me pida que lo intelectualice. Simplemente entendí que eso era lo que quería hacer", asegura. Parr tomó su primera foto en el interior de un mugriento fish and chips. Tenía 16 años. "Cuando lo vi, me entraron unas ganas repentinas e inexplicables de dejar constancia de ese momento y lugar. Sentí que era eso lo que me atraía. Ahora tengo 61 años, pero ese entusiasmo sigue intacto", afirma.

Fiesta en la calle por el Jubileo de Plata de la reina Isabel II, Todmorden. Otra de las imágenes del libro y la serie de 'Los inconformistas', que edita La FábricaMARTIN PARR / MAGNUM PHOTOS

Encasillado en la escuela documental y la fotografía callejera, Parr afirma que lo suyo no es realismo. "Me gusta crear ficción a partir de la realidad", dijo una vez. Le pregunto, con cierta aprensión, cómo lo consigue. "No se esfuerce", responde con sorna. "Son cosas que me invento para tener a los periodistas contentos. ¿No es eso lo que queréis oír?". Hay quien cree que mira a sus personajes por encima del hombro, lo cual se niega a aceptar. En 1994 ingresó en la agencia Magnum, aunque no sin levantar polvareda. Henri Cartier-Bresson le llegó a decir que pertenecían "a planetas distintos". "No me recibieron bien", reconoce. "Cuando llegó la hora de votar, hubo gritos y pelea". Al final, consiguió el 66% de los votos, porcentaje necesario para ser aceptado. Parr sigue sin entender por qué sus imágenes generan controversia. "Siempre me admira que alguien las pueda encontrar provocativas. A mí me parecen de lo más sosas. Nunca he entendido por qué las fotos de guerra y hambruna no suponen ningún problema, pero las mías sí", prosigue. Dice que ninguno de sus personajes le ha llevado ante la justicia al descubrir sus retratos. "Menos un señor alemán que me pidió que retirara su imagen de la serie Luxury [sobre la ostentación de los nuevos ricos]. Nunca he entendido por qué la gente se enfada conmigo al verse en mis fotos. Simplemente les muestro tal como son".

'Mytholmroyd', de 'Los inconformistas', fotografías de Martin Parr.MARTIN PARR / MAGNUM PHOTOS

Parr niega que el código fuente de su fotografía se encuentre en su infancia. Se le intuye como un niño solitario, sumergido en el hastío de los suburbios londinenses y el conformismo de la clase media. "Tuve una juventud normal, común, aburrida", responde. Su biografía jura que su primera vocación fue la de actor. ¿Tal vez para escapar a esa normalidad aplastante? "Simplemente me interesaba. Era una afición como cualquier otra. No tengo mucho que decir al respecto", corrige con su habitual parsimonia.

– Dice que no es excéntrico. ¿Y flemático?

– No sé a qué se refiere exactamente.

– El diccionario dice esto: "De disposición impasible o impávida".

– Entonces diré que no, porque no soy indiferente a lo que sucede a mi alrededor. Siempre y cuando me interese, of course.

Sobre la firma

Archivado En