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Viaje a la infancia de Benjamin Lacombe

Siempre acompañado de sus perros, el ilustrador se encierra días enteros en el taller donde materializa sus ideas

Lacombe puede pasarse hasta diez días dibujando con esmero una misma obra. En el caso de los óleos, primero dibuja con un trazo muy fino y luego lo cubre poco a poco con pintura. Muy perfeccionista, nunca queda del todo satisfecho y siempre encuentra fallos a su trabajo."Por desgracia todo los proyectos que he hecho me parece que están llenos de defectos. Es una eterna insatisfacción", dice.Daniel Mordzsinki
Diferentes colores: "La técnica da una materia, los colores cuentan una historia", relata Lacombe. De la misma forma que adapta las técnicas al tipo de relato, ocurre lo mismo con los colores, muy fuertes para los cuentos de niño y más oscuros para los de adultos. En 'Nuestra Señora de París' por ejemplo, Lacombe ha limitado su paleta al rojo, el color de la interioridad, y los colores de tierra y verdes, un homenaje al movimiento del romanticismo al que pertenece la obra.Daniel Mordzsinki
Diferentes técnicas: Lacombe guarda en este mueble de madera sus diferentes dibujos, donde se puede ver cómo alterna las técnicas y los colores en función del tipo de proyecto e incluso a veces dentro de un mismo libro. En 'Nuestra Señora de París', cada capítulo se abre con óleos muy trabajados y con muchos detalles. "Es como para decir, aquí empieza la historia", dice. "En el interior quería estar mucho más dentro del ideal del romanticismo del corazón que late, con movimiento", por lo que optó principalmente por acuarelas, mucho más ligeras.Daniel Mordzsinki
Los dos perros de Lacombe, Lisbeth, de dos años y medio, y Virgile, de nueve años, aparecen en casi todas sus obras y se han convertido en una suerte de firma y de guiño a los lectores. “Alfred Hitchcock siempre salía en su películas. Yo siempre intento sacar a mis perros, a pesar de que en algunas historietas es más complicado”, dice Lacombe.Daniel Mordzsinki