Que les corten la cabeza

El gobierno local de Madrid, con Ana Botella en cabeza, multará a los mendigos con hasta 750 euros. La alcaldesa parece escoger como modelo el de la Reina Roja de 'Alicia en el país de las maravillas'.

Carlos Rosillo

He aquí las manos de una mendiga, el vaso de pedir de una mendiga, he aquí los seis céntimos que ha recaudado y por los que Ana Botella, alcaldesa de Madrid gracias a las influencias familiares, podría ponerle 750 euros de multa. La mendiga, María, de más de ochenta años, no ha visto 750 euros juntos jamás. Es como pedirle el páncreas a una pulga o el intestino delgado a una rosa. No pueden, no lo tienen. Ana Botella tiene páncreas e intestino delgado, pero no tiene corazón. Los ciudadanos de Madrid, en cambio, tenemos que tener mucho estómago para soportar los ataques de importancia de esta m...

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He aquí las manos de una mendiga, el vaso de pedir de una mendiga, he aquí los seis céntimos que ha recaudado y por los que Ana Botella, alcaldesa de Madrid gracias a las influencias familiares, podría ponerle 750 euros de multa. La mendiga, María, de más de ochenta años, no ha visto 750 euros juntos jamás. Es como pedirle el páncreas a una pulga o el intestino delgado a una rosa. No pueden, no lo tienen. Ana Botella tiene páncreas e intestino delgado, pero no tiene corazón. Los ciudadanos de Madrid, en cambio, tenemos que tener mucho estómago para soportar los ataques de importancia de esta mujer, que cada vez que se carda el pelo se le remueven las neuronas y le salen una o dos ideas.

–Mónteme unos Juegos Olímpicos. Háganme un discurso idiota en inglés. Contrátenme a un profesor de declamación. Todo contra el erario.

Y como le dicen que sí a todo, porque es la señora de quien es la señora, se va creciendo, o decreciendo, según se mire, y ahora acaba de escoger de modelo a la Reina Roja de Alicia en el país de las maravillas.

–Que les corten la cabeza.

–¿A quién, alteza?

–A los mendigos de Madrid.

A Ana Botella se le ha quedado pequeño el Código Penal, de ahí que tenga que recurrir a las ordenanzas municipales, un instrumento de convivencia, dice ella soplándose la laca de las uñas. Bueno, la verdad es que no desentona con el conjunto gubernamental. El presidente de la Comunidad, Ignacio González, gobierna también sin haber sido elegido, y tiene un consejero de Sanidad, el tal Lasquetty, cuyas decisiones matan más que el tabaco. 

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