Cartas al director

Calcular lo que cuesta cada cosa

El Gobierno tiene unos 600 asesores. El Ayuntamiento de Barcelona, 262. Madrid, con el doble de habitantes, tiene 231. París, tan solo tiene 36, pese a que la legislación gala le permitiría llegar a tener hasta 40. Pero los asesores son la salida perfecta para “colar” en los Presupuestos a todos los miembros de un partido que, a falta de otros méritos de sus militantes, como una carrera o haber hecho unas oposiciones a funcionario, solo aportan su lealtad al líder, sin utilidad alguna al pueblo “soberano” y con sueldos libres.

Déjenme hacer “Presupuestos-ficción”: ¿sería tan difícil que...

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El Gobierno tiene unos 600 asesores. El Ayuntamiento de Barcelona, 262. Madrid, con el doble de habitantes, tiene 231. París, tan solo tiene 36, pese a que la legislación gala le permitiría llegar a tener hasta 40. Pero los asesores son la salida perfecta para “colar” en los Presupuestos a todos los miembros de un partido que, a falta de otros méritos de sus militantes, como una carrera o haber hecho unas oposiciones a funcionario, solo aportan su lealtad al líder, sin utilidad alguna al pueblo “soberano” y con sueldos libres.

Déjenme hacer “Presupuestos-ficción”: ¿sería tan difícil que el Gobierno central, los Ayuntamientos o las comunidades limitaran sus Presupuestos a un determinado porcentaje de su PIB? Incluyendo no solo salarios, sino todos los gastos inherentes: funcionarios que les ayudan internamente, edificios, coches oficiales, comidas, tarjetas de crédito... Si la ciudad o el país producen poco, todo el mundo sale perdiendo. Así sabríamos lo que cuesta cada función y si vale la pena. La crisis sería para todos.— José María Acosta Vera. Madrid.

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