Andreíta, cómete el grillo

Son nutritivos, bajos en calorías y, lo más importante de todo, baratos de producir Contra los prejuicios culturales propongo tirar de Belén Esteban

MATT

No entiendo muy bien el revuelo montado con el informe de Naciones Unidas sobre los insectos que publicó el lunes. La ONU vino a decir que si nos queremos salvar como especie, más nos vale empezar a comer bichos. Lo que generó un multitudinario rasgado de vestiduras nunca visto desde los cómics del Increíble Hulk.

Desde luego que yo tampoco me relamo pensando en chuparle el jugo a una larva bien gorda: ...

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No entiendo muy bien el revuelo montado con el informe de Naciones Unidas sobre los insectos que publicó el lunes. La ONU vino a decir que si nos queremos salvar como especie, más nos vale empezar a comer bichos. Lo que generó un multitudinario rasgado de vestiduras nunca visto desde los cómics del Increíble Hulk.

Desde luego que yo tampoco me relamo pensando en chuparle el jugo a una larva bien gorda: las he visto en China pinchadas en brochetas y se me han retraído las gónadas sólo de pensar en meterme una en la boca. Pero si atendemos a las razones que expone la FAO, dejarnos de remilgos tontainas occidentales e introducir los insectos en nuestra dieta sería una muestra de inteligencia: son nutritivos, bajos en calorías y, lo más importante de todo, más baratos de producir y mucho más sostenibles que nuestra ganadería tradicional.

El problema es que la razón a duras penas podrá contra los prejuicios culturales que nos llevan a matar por una gamba y morir por un escarabajo. O sí podrá, pero pasarán muchos más años de los que nos costó aceptar el sushi: una cosa es engullir crudo un animal que visita habitualmente tu mesa, y otra, iniciarte en la ingesta de bestiecillas asociadas por tu mente a los picotazos, la suciedad y las plagas.

Habría que tomar medidas drásticas, adaptadas al mundo actual. Donde no llega un tocho de informe cargado de datos y motivos razonables, puede mover montañas una escuadrilla de famosos convenientemente untados en campaña. Haciendo un ejercicio de periodismo de investigación vía Google, he descubierto varios posibles candidatos para la campaña Chapulines, sí gracias. Angelina Jolie reveló hace un par de años que había comido insectos en Camboya con su Maddox y su Pax; las criaturas mostraron ciertas reticencias al principio, pero al final acabaron zampándoselos “como si fueran Doritos”. A Salma Hayek también le gustan las hormigas fritas, claro que ella es de México y allí se toman con cierta normalidad. Zac Efron, amante de las comidas exóticas, probó un assortiment de especies en un programa de televisión y no vomitó.

¿Y en España? Descartados Coronado y Carmen Machi por posibles asociaciones contraproducentes, yo propongo tirar de Belén Esteban, en un anuncio en el que le grite a Andreíta que se coma el grillo. Arrasaría entre los tele5videntes como ya lo hizo con sus inolvidables promociones del conejo, y en un par de meses las abuelas nos estarían inflando a potajes de gusanos y tortillas de saltamontes.

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