La ministra de educación de Estonia: “Si regulamos desde el principio la IA, mataremos la innovación”
Kristina Kallas defiende las posibilidades de la nueva tecnología en la enseñanza y reclama formación para el profesorado que el país Báltico, líder de la UE en resultados del informe PISA y digitalización, ya aplica
La ministra de Educación de Estonia, Kristina Kallas, es tajante: sí a la aplicación de la Inteligencia Artificial en la enseñanza, como un buen asistente del profesorado, que debe seguir siendo el corazón y núcleo del sistema. “La idea no es que la máquina se haga cargo del proceso de aprendiz...
La ministra de Educación de Estonia, Kristina Kallas, es tajante: sí a la aplicación de la Inteligencia Artificial en la enseñanza, como un buen asistente del profesorado, que debe seguir siendo el corazón y núcleo del sistema. “La idea no es que la máquina se haga cargo del proceso de aprendizaje, sino que el profesorado la use para ajustarla a ese proceso”, señala Kallas, (Kiviõli, Estonia, 47 años). La responsable de Educación del país Báltico, líder de la UE en resultados del informe PISA, cree que habría que implantar a nivel europeo programas de digitalización en pedagogía que Estonia ya aplica y que permitieron que el país no viviera abruptamente el salto a la educación en línea durante la pandemia. “La digitalización de la educación no significa cambiar un libro de texto por una pantalla. Significa que se pueden aprender de manera más eficiente con ayuda de la tecnología ciertas habilidades y competencias que necesitamos”, remarca en una entrevista en Bruselas, justo antes de conocerse los resultados de PISA.
Pregunta. Usted defiende la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en la educación. ¿Qué posibilidades ofrece?
Respuesta. La inteligencia artificial nos pone a todos bajo una presión evolutiva, un desafío. Necesitamos cambiar nuestras habilidades cognitivas a otro nivel, durante siglos las hemos desarrollado aprendiendo a través de la repetición. Es conocimiento, pero también comprensión cognitiva del mundo, los estereotipos también son una forma muy típica de aprender: si en una de esas situaciones has aprendido que hay que comportarse de cierta manera, en toda situación similar lo harás igual. Son las habilidades cognitivas primarias o inferiores. Y en cierta forma, ese entrenamiento puede hacerlo mejor la IA, pero la idea no es que la máquina se haga cargo del proceso de aprendizaje, sino de que el profesorado la use para ajustarla al proceso de aprendizaje.
P. La IA puede ser entonces un buen asistente.
R. El profesorado es el corazón del sistema, son los que desarrollan las habilidades cognitivas mucho más altas: habilidades analíticas, de pensamiento crítico, de comunicación, de ética. Esto es algo que hay que empezar a desarrollar y potenciar. Cuando hablamos de IA no tenemos que hablar de cómo utilizar una u otra solución tecnológica, sino de cuál es el nuevo nivel de competencias que realmente necesitan adquirir los niños en el sistema educativo. Además, la IA ya está en la escuela, el alumnado ya la usa, perseguirla es inútil. Si se le pide a un estudiante hacer una redacción sobre cualquier tema puede hacerlo con una herramienta de IA en cuestión de segundos. Así que se puede usar todo esto de otra forma: por ejemplo verificar lo que ha salido de la máquina, analizarlo con pensamiento crítico, exponerlo, evaluarlo.
P. ¿Cómo puede ayudar en esto la IA?
R. El principal aspecto del proceso de aprendizaje para cualquier ser humano es la retroalimentación, la respuesta. Si no recibes comentarios, no sabrás si lo estás haciendo bien, si lo has logrado. En matemáticas o habilidades de escritura la máquina es mucho mejor. El maestro repasa y corrige los ejercicios de una treintena de niños, con frecuencia no es realmente capaz de notar todos los procesos por igual en todos los niños. Y siguen siendo subjetivos. La máquina de IA es mejor en esto. Es una retroalimentación muy objetiva. Ahí es donde deberíamos usarla mucho más. Pero la máquina no te sacará de tu zona de confort. Es el profesorado quien debe guiar ese proceso del aprendizaje ayudándose de la máquina.
P. ¿Eso significará que todo se aprenderá a través de las pantallas?
R. No necesariamente. La digitalización de la educación no significa cambiar un libro de texto por una pantalla. Significa que se pueden aprender de manera más eficiente con ayuda de la tecnología ciertas habilidades y competencias que necesitamos. Pero el docente necesita saber qué tipo de competencias puede adquirir el alumno a través de la tecnología y para qué, y adaptar la pedagogía a ese nuevo entorno. Es necesario utilizar soluciones no tecnológicas. No es un cambio rutinario. Lo que se aprende al escribir y dibujar es diferente para el cerebro que lo que se escribe con un dedo en un iPad, incluso si el ejercicio es el mismo. El error más común es trasladar los ejercicios de libros tradicionales de texto a un iPad, el aprendizaje a través de la tecnología es distinto. Por eso debemos prestar atención en los sistemas educativos europeos a que el profesorado tenga competencias en educación digital, saber qué aplicación tiene, qué podría aprender el alumnado con ellas y qué aprendería con los libros de texto.
P. Estonia es uno de los países más digitalizados del mundo.
R. Sí, pero el avance de la tecnología digital no significa que todos los niños, incluso en las guarderías, tengan pantallas. Nuestra digitalización significa que muchos servicios estatales se ofrecen en línea, es algo rutinario. Y por otro lado, los niños deben adquirir competencias digitales en términos de cómo se opera en un mundo digital. Pero para que los niños adquieran esas competencias, volvemos al punto de las competencias del profesorado.
P. Hablaba antes de los programas en competencia digital para la pedagogía y la enseñanza. Estonia ya los ha implantado.
R. Sí, hace cinco años desarrollamos ya un modelo de competencias digitales para docentes, que describe qué competencias deberían tener los profesores en el mundo digital. Además, hacemos cursos de capacitación en competencias digitales no solo para quienes estudian para ser maestros en el futuro sino también para docentes en servicio. Y hemos tenido mucho éxito, como hemos visto durante la pandemia, cuando se pasó a la enseñanza en remoto, en línea, porque el profesorado sabía cómo hacerlo, tenían ya herramientas digitales en matemáticas y en muchos otros temas, y sabían que no se puede dar la misma tarea si el proceso de aprendizaje, en este caso en línea, es diferente. Así que pasar de la enseñanza presencial a la digital fue algo relativamente normal. No fue un golpe tan grande.
P. ¿Cree que hace falta una regulación específica para la IA en la educación?
R. La aplicación de la digitalización en el sistema educativo no puede basarse simplemente en la creencia ideológica de que es bueno, debe hacerse junto con científicos, psicólogos, psicólogos del desarrollo infantil, neurólogos, expertos en tecnología y desarrollo del cerebro. Especialistas que señalen cómo los niños aprenden cosas diferentes a través de la tecnología y qué impacto tiene en ellos el desarrollo tecnológico y otros que expongan cuáles son las capacidades de la tecnología. Por eso he creado un consejo asesor para el Ministerio de Educación sobre este asunto. Estonia tiene una actitud abierta hacia la IA; si comenzáramos desde la regulación mataríamos la innovación desde el principio. No significa que seamos ingenuos, somos conscientes de que existen riesgos.
P. ¿Qué riesgos?
R. Que la máquina se convierta en guía del aprendizaje. O que el alumnado no esté desarrollando nuevos niveles de competencia, sino que está repitiendo constantemente el mismo nivel un poco más rápido porque ha aprendido esa habilidad. En cambio los maestros pueden poner al alumnado ante situaciones completamente nuevas, realidades nuevas. La máquina también puede hacerlo, pero el nivel emocional y cognitivo que la acompaña es algo para lo que se necesita al profesor para ayudarle. Por ejemplo, para poner a los niños a trabajar juntos: ‘Bien, ahora estás en esta situación nueva, esto es un equipo, tratemos de encontrar una solución juntos’.
P. Este es uno de los riesgos, pero hay más.
R. También existe el riesgo de que la IA esté sesgada, porque utiliza datos preservados. Así que debemos ser muy conscientes de ello y en eso el maestro y su capacidad y conocimiento vuelve a ser clave, porque es un proceso de aprendizaje que debe ser guiado por el profesor y no por la máquina que lo acompaña. La máquina guía, pero será todavía parcial, así que el maestro necesita estar ahí para ser dueño de la situación y también necesita saber más. Y otro gran riesgo es la propiedad de los datos. Si para poder utilizar una IA, necesitamos insertar una gran cantidad de datos personales en el sistema, por ejemplo, el proceso de aprendizaje del niño es básicamente propiedad de la máquina… Así que hay que preguntarse quién posee realmente esos datos.