Zeena, la revolución del vino en lata
La start-up fundada por Sana Khouja vendió alrededor de 50.000 latas y facturó 100.000 euros en 2021
Cuando a Sana Khouja (33 años) le ofrecieron una lata de vino por primera vez, se mostró escéptica. “Estaba en casa de una amiga en Nueva York. Me invitó a abrir la nevera y a coger el vino que quería. Tenía enfrente de mis narices todas las variedades, blanco, tinto, rosado, pero yo estaba acostumbrada al formato de la botella”, cuenta. Superado el recelo, le dio una oportunidad y, al probarlo, cambió de idea. “¿Por qué no podemos incrementar el consumo de vino mediante formatos distintos en aquellos lugares en los que la botella no tiene cabida?”, se preguntó. En mayo de 2020, Khouja fundó M...
Cuando a Sana Khouja (33 años) le ofrecieron una lata de vino por primera vez, se mostró escéptica. “Estaba en casa de una amiga en Nueva York. Me invitó a abrir la nevera y a coger el vino que quería. Tenía enfrente de mis narices todas las variedades, blanco, tinto, rosado, pero yo estaba acostumbrada al formato de la botella”, cuenta. Superado el recelo, le dio una oportunidad y, al probarlo, cambió de idea. “¿Por qué no podemos incrementar el consumo de vino mediante formatos distintos en aquellos lugares en los que la botella no tiene cabida?”, se preguntó. En mayo de 2020, Khouja fundó Mindful Drinkers, propietaria de la marca Zeena, el primer vino en lata español. La empresa cerró 2021 con 50.000 latas vendidas y una facturación de 100.000 euros.
Tras trabajar durante cinco años en la bodega tarraconense Más Perinét —donde gestionaba la administración diaria—, estudió un máster en Estados Unidos, donde el mercado de vino en lata ya era tendencia. Pocas semanas antes del confinamiento, volvió a España y empezó a hablar con viticultores y enólogos para investigar sobre el mejor tipo de enlatado, además de buscar proveedores. “Necesitaba que alguien con formación específica en este sector me orientara, también para asegurarme de que no estaba cometiendo ninguna locura, porque era un producto del que tenía poco conocimiento técnico”, añade.
Quien produce el vino para Zeena es Celler Mariol, una bodega de la Terra Alta, en la que la firma de Khouja se ha dado de alta para realizar el enlatado. “Si elaboras el producto desde la viña pensando en que estará envasado en una lata de aluminio herméticamente cerrada, puedes asegurarte un producto de calidad”, señala la emprendedora. Lo importante, alerta, es desoxigenar bien el envase para que el vino no huela a corcho o a huevo. Eso sí, a diferencia de las botellas, las latas caducan después de 12 meses.
La start-up empezó a poner en marcha su negocio en verano de 2020, colaborando con restaurantes a pie de calle en Barcelona. Sin embargo, Khouja advierte de que el restaurador local de toda la vida está acostumbrado al vino en botella y es más reticente a la hora de lanzarse en experiencias nuevas de consumo. En cambio, las grandes franquicias a menudo tienen una mentalidad más abierta y son conscientes de que los consumidores valoran cada vez más la sostenibilidad. “El aluminio con el que se realiza la lata es infinitamente reciclable y este material es mucho más ligero que el vidrio, por lo que la huella de carbono generada es menor”, apunta.
Los clientes en el punto de mira de Mindful Drinkers se orientan hacia formatos de uso individual. Por ejemplo, bares y restaurantes que trabajan con servicio de entrega (como la cadena Santagloria), festivales o chiringuitos. “Todas ocasiones en las que la gente está dispuesta a probar algo diferente, sin prejuicios, y no le preocupa tanto la denominación de origen”, asegura la emprendedora. De hecho, en su opinión, sus principales competidores son las latas de cerveza.
La empresa cerró a finales del año pasado un acuerdo con Glovo y acaba de lanzar una campaña de promoción en Barcelona, regalando con cada pedido una lata de vino a 6.000 familias que consumen habitualmente bebidas alcohólicas. “Hay que evangelizar todo un mercado en España. Algunas tiendas especializadas ofrecen latas de vino, pero en los supermercados todavía no se encuentra este tipo de formato, porque no se detecta una demanda”, comenta.
Un 70% de las ventas se concentra en España, aunque Khouja tiene la vista puesta también en el mercado exterior. La marca, ya presente en Andorra y en Japón, entrará en los próximos meses en Colombia y México, países en los que el comercio de vino en lata es inexistente. Su intención es atacar más Latinoamérica y Asia que Europa, porque considera que el Viejo Continente se espera comprar el vino en lata muy barato, al igual que hace con las botellas.
Mindful Drinkers envía cada tres meses el producto a un laboratorio para estudiar la evolución del vino en este envase con el paso del tiempo. “No hay ninguna lata en el mercado español que lleva años para comprobar su estado. Estamos estudiando cómo mantener la materia prima en la lata durante más tiempo”, zanja. Tras cerrar una primera ronda de financiación de 200.000 euros, la empresa está valorando abrir otra, cuyo valor rondará el medio millón, en función de las ventas de los próximos meses. La previsión para 2022 es triplicar los números del año pasado y facturar 300.000 euros.