El FMI alerta sobre el impacto inflacionista de los aranceles de Trump y su política económica
El organismo considera que sus medidas pueden impedir a la Reserva Federal continuar con la rebaja de los tipos de interés
La economía de Estados Unidos entra en 2025 en plena forma. El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que sea la que más crezca entre los grandes países desarrollados. El mercado laboral genera empleo a buen ritmo y la inflación, sin terminar de volver al objetivo de estabilidad de precios, lleva seis meses por debajo del 3%. Sin embargo, el presidente electo, Donald Trump, dibujó en campaña un retrato apocalíptico de la situación y llega el lunes a la Casa Blanca con los aranceles como su remedio para casi todos los males. El FMI, en la actualización de sus previsiones económicas, advierte de que los aranceles, las rebajas de impuestos y otras medidas que propugna Trump pueden generar inflación e impedir a la Reserva Federal seguir bajando los tipos.
“Aunque es difícil cuantificar con precisión muchos de los cambios de política de la próxima administración de Estados Unidos, es probable que impulsen la inflación a corto plazo en relación con nuestro escenario de referencia”, indica el economista jefe del Fondo, Jean-Pierre Gourinchas. Según su análisis, algunas de las promesas de Trump, como una política fiscal más laxa o los esfuerzos de desregulación, estimularían la demanda agregada y aumentarían la inflación a corto plazo, al elevar inmediatamente el gasto y la inversión. Otras políticas, como el aumento de los aranceles o las restricciones a la inmigración, actuarían como perturbaciones negativas de la oferta, reduciendo la producción y aumentando las presiones sobre los precios.
Esa combinación de gasolina para la demanda y restricciones de la oferta reavivaría probablemente las presiones sobre los precios. Eso impediría a la Reserva Federal continuar con las rebajas de tipos de interés que inició en septiembre del año pasado e incluso podría provocar que su presidente, Jerome Powell, tuviese que volver a subir el precio del dinero. La anticipación de esa dinámica es la que ya ha provocado una fuerte revalorización del dólar, que, paradójicamente, puede acabar aumentando el déficit exterior de Estados Unidos a pesar de los mayores aranceles.
El Fondo subraya que la magnitud del efecto inflacionista de los aranceles es especialmente incierta. “Mientras que los últimos estudios empíricos muestran una elevada transmisión a los precios de importación, las estimaciones de la transmisión a los precios de consumo son más bajas y están sujetas a una gran incertidumbre”, indica. No obstante, en comparación con lo ocurrido en episodios anteriores de disputas comerciales, el FMI cree que los riesgos inflacionistas derivados de las subidas arancelarias podrían ser mayores en esta ocasión.
Hay varios motivos para ello. Por un lado, la economía no ha terminado de superar el reciente episodio de fuerte inflación y las expectativas de inflación son superiores a las del primer mandato de Trump. Los ciudadanos y las empresas están ahora mucho más atentos a la protección de sus ingresos reales y su rentabilidad. Por otro, las posiciones cíclicas de muchas economías importantes son más propicias a una mayor inflación ahora que hace ocho años. Además, las represalias en forma de restricciones sobre materiales o bienes intermedios específicos y difíciles de sustituir pueden tener un impacto desproporcionado sobre la inflación.
El Fondo subraya, además, que algunas medidas de Trump que pueden impulsar el crecimiento a corto plazo tienen también contraindicaciones. Por ejemplo, las rebajas de impuestos impulsarían la actividad, pero a medio plazo, los efectos positivos podrían disiparse o incluso invertirse, según el FMI, porque podrían acabar haciendo necesario un mayor ajuste de la política fiscal y hasta debilitar el papel de los bonos del Tesoro de Estados Unidos como activo seguro mundial.
Algo similar ocurre con la desregulación. El FMI admite que la relajación de una normativa excesivamente estricta y la reducción de los trámites burocráticos para las empresas podrían estimular el crecimiento a corto plazo a través de un aumento de la inversión. Pero también señala el riesgo de que una desregulación excesiva aumente las vulnerabilidades financieras. En particular, un retroceso de la normativa destinada a poner límites a la asunción de riesgos y a la acumulación de deuda podría meter al país en una dinámica de expansión y crisis.
Si predominan los efectos adversos de los aranceles y la reducción de la mano de obra, tanto la actividad mundial como la estadounidense podrían verse afectadas negativamente a medio plazo, advierte el Fondo. “Las incertidumbres son elevadas: los efectos de cada factor se desarrollarían de forma diferente en los distintos países, influidos por los vínculos comerciales y financieros; las respuestas políticas a las medidas adoptadas por otros países podrían manifestarse de diversas formas, incluida una escalada de aranceles de represalia; y los efectos de las distintas combinaciones de políticas o de las diferentes magnitudes de los cambios políticos podrían ser muy diferentes”, concluye.