La economía de Estados Unidos frena en año electoral al crecer solo el 0,3% en el primer trimestre
La oficina estadística revisa a la baja la tasa trimestral anualizada desde el 1,6% de la primera estimación al 1,3%
La economía de Estados Unidos pierde fuerza en pleno año electoral. Tras un 2023 de fuerte crecimiento que superó todas las expectativas, la primera economía del mundo se enfrió en el primer trimestre de este año. El frenazo fue algo mayor de lo anticipado en la primera estimación y se quedó en solo un 0,3% trimestral (un ritmo del 1,3% trimestral anualizado), según los datos publicados este jueves por la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio. Esa revisión a la baja desde el ritmo del 1,6% que se había calculado como primer avance era esperada por los economistas y supone un frenazo desde la tasa anualizada del 3,4% del cuarto trimestre de 2024 (un 0,8% trimestral). El dato aún tiene que ser revisado una segunda vez.
“El incremento del primer trimestre reflejó principalmente aumentos del gasto de los consumidores y de la inversión en vivienda, que se vieron compensados en parte por un descenso de la inversión en existencias. Las importaciones, que restan en el cálculo del PIB, aumentaron”, ha explicado la Oficina de Análisis Económico.
El frenazo es una mala noticia para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que busca la reelección en las elecciones presidenciales de noviembre. Mientras la inflación no termina de ceder, la creación de empleo y el crecimiento del producto interior bruto (PIB) son las credenciales económicas con las que Biden intenta contrarrestar el descontento con los precios. Aun así, el hecho de que parte del frenazo se deba a las existencias y al sector exterior relativiza ese empeoramiento del crecimiento.
De hecho, la renta personal disponible aumentó 266.700 millones de dólares, a una tasa anualizada del 5,3%, en el primer trimestre, lo que supone una revisión al alza de 40.500 millones de dólares respecto a la estimación anterior. La renta personal real disponible aumentó a un ritmo del 1,9% trimestral anualizado, lo que supone una revisión al alza de 0,8 puntos porcentuales.
La Reserva Federal indicó este miércoles que el crecimiento continuó en la primera mitad del segundo trimestre, pero señaló que había detectado señales de mayor pesimismo “ante la creciente incertidumbre y los mayores riesgos a la baja”.
Los tipos de interés más altos en 23 años están haciendo mella en el crecimiento. Aun así, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha advertido de que no empezará a bajar los tipos hasta que el banco central tenga una mayor confianza en que la inflación se dirige de forma sostenible hacia el objetivo de estabilidad de precios del 2%.
Aunque el presidente de la Reserva Federal cree que no habrá nuevas subidas de tipos, el nivel actual se está manteniendo más tiempo del que inicialmente se pensaba y no está claro cuándo llegará el primer recorte de los tipos. Inversores y analistas esperan las pistas que den los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal tras la reunión del próximo 12 de junio. En ella deben actualizar sus pronósticos sobre cuál será la política monetaria adecuada a seguir. Las previsiones de marzo, que aún apuntaban a tres recortes de 0,25 puntos hasta fin de año, son ya papel mojado y los inversores creen que habrá una o como máximo dos rebajas de tipos hasta diciembre.
Las perspectivas de que los tipos se mantengan altos durante más tiempo han provocado caídas en los precios de los bonos. La rentabilidad de los títulos del Tesoro a 10 años, que se mueve en sentido inverso al precio, ha marcado en los últimos días sus máximos desde finales de abril, por encima del 4,6%.
En comparación con el cuarto trimestre, la desaceleración del PIB en el primer trimestre reflejó principalmente desaceleraciones del gasto de consumo, de las exportaciones y del gasto de las administraciones estatales y locales, así como un descenso del gasto de las administraciones federales. Estos movimientos se vieron compensados en parte por una aceleración de la inversión fija residencial. Las importaciones se aceleraron.
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