La inflación sigue extendiéndose en la cesta de la compra: suben los precios de los alimentos, la ropa, el calzado o los libros de texto
El IPC de septiembre fue más bajo que el de agosto por la bajada de la electricidad o el precio del transporte
La inflación lleva meses siendo una losa para las familias. El dato definitivo de septiembre, publicado el viernes por el INE, muestra que sigue muy elevada, aunque a la vez se ha moderado hasta el 8,9%. Destaca la carestía de los alimentos, la más acusada desde 1994, mientras que los transportes y la electricidad han ayudado a la moderación. Eso es lo que dice e...
La inflación lleva meses siendo una losa para las familias. El dato definitivo de septiembre, publicado el viernes por el INE, muestra que sigue muy elevada, aunque a la vez se ha moderado hasta el 8,9%. Destaca la carestía de los alimentos, la más acusada desde 1994, mientras que los transportes y la electricidad han ayudado a la moderación. Eso es lo que dice el indicador estándar, el que mide la evolución de los precios con respecto al mismo mes del año anterior. Pero las cifras del instituto estadístico también permiten ver el cambio mensual y comparar lo que pasó en septiembre con lo que pasó en agosto, una manera de acercarse a las tendencias a corto plazo y a la realidad más inmediata de los hogares cuando hacen la compra o pagan sus facturas. Ese dato deja un abaratamiento de los precios del 0,7%, que se sustenta en la caída que experimentaron ciertos productos. Estos fueron capaces de frenar el índice general por su peso en la estructura de gasto, pero todavía no contagian al resto.
De hecho, de las 200 subclases que desglosa el INE, 88 siguen acelerando la inflación. Esos son los bienes o servicios que en septiembre se encarecieron más (o se abarataron menos) que en agosto. Y es el volumen más importante de los últimos meses, lo que muestra que el episodio de carestía está muy extendido y sigue saltando de unos productos a otros. Otra manera de verlo es analizando cuántas subclases, independientemente de lo que hicieran en agosto, vieron subir sus precios en el noveno mes: fueron 132, de nuevo la cifra más alta del último trimestre.
La diferencia con agosto y julio, que es por lo que las familias pudieron notar un leve alivio y el dato general se moderó, estuvo en lo mucho que se abarataron los transportes y la electricidad, dos componentes que influyen mucho en el gasto de los hogares. También los servicios relacionados con el turismo en general, que lógicamente aflojaron conforme se acababa el verano. De hecho, los 10 productos que más bajaron de precio en septiembre pueden englobarse en una de esas tres categorías. El transporte combinado de pasajeros fue un 38,2% más económico que en agosto, la mayor caída mensual. Pero, a raíz de las ayudas del Gobierno y otras Administraciones al transporte público, también destacan las bajadas de los billetes de tren, autobús y metro o tranvía. La luz, por su parte, fue el cuarto servicio que más vio caer los importes, un 17% con respecto a agosto. Y también fue más rentable llenar el depósito de gasolina, algo que no sucedió con el gasóleo.
Luz más barata
En general, la energía mostró un comportamiento favorable para los hogares. Con la citada excepción del diésel, todas las demás subcategorías relacionadas se abarataron o se quedaron igual (como sucedió con el gas ciudad y el butano o el propano). Pero está claro que la gran inflexión la marcó la electricidad: pasó de subir mensualmente casi un 16% en agosto a abaratarse un 17% en septiembre. Se trata, además, de un componente importante por su influencia en los costes de producción de muchos otros bienes y servicios. En general, la llegada del otoño favorece esa tendencia porque mejoran las condiciones climáticas que permiten producir luz más barata (eólica, hidráulica…). Aunque a las puertas de un invierno en el que el suministro de gas es incierto para Europa, nadie puede descartar futuras subidas si la climatología obliga a tirar de tecnologías que usan gas para fabricar luz.
El segundo gran grupo de productos que apretaba hasta agosto y comenzó a aflojar en septiembre es el relacionado con turismo y ocio. En este caso, el cambio de tendencia fue clarísimo: en el octavo mes empezaba a levantar el pie del acelerador; en el noveno el frenazo ha sido considerable. Con la excepción de los restaurantes y cafeterías, un 0,6% más caros que en agosto, y del alquiler de vivienda secundaria (+0,1%), todo lo demás bajó o se quedó igual. A las ya comentadas caídas de los billetes de transporte terrestre, se sumaron los vuelos (casi un 9% más baratos los internacionales, y un 4,7% más económicos los nacionales) o los paquetes turísticos (hasta un 24% más baratos en el caso de los nacionales).
Los alimentos, el tercer grupo que en los últimos tiempos estaba castigando a los hogares, las tendencias mensuales dejaron noticias agridulces. La más amarga es el indudable encarecimiento de la cesta de la compra. Además de la subida interanual de precios, como ha destacado el INE, mensualmente ir al supermercado también salió más caro. 40 de los 55 productos que analiza la estadística fueron más costosos. Las legumbres y hortalizas frescas, el arroz o el azúcar destacan entre los artículos que más subieron. La esperanza llega al analizar el cambio de comportamiento con respecto a agosto: solo 19 productos aceleraron su tendencia inflacionista, menos que en los meses anteriores. La cesta de la compra, por tanto, pisó el freno, aunque no lo suficiente como para empezar a abaratarse. Y a este comportamiento se sumó el esperado auge de ropa, calzado, libros de texto o gimnasios. Estas subclases son las que más vieron crecer sus precios en septiembre y también penalizan fuertemente las economías familiares.