Bruselas eleva al 8,1% la previsión de inflación para España en 2022, pero mantiene la estimación de PIB en el 4%

Sitúa a la economía española como una de las más dinámicas este año, aunque rebaja su pronóstico para el próximo año en el 2,1%

El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, junto al comisario de Economía, Paolo Gentiloni.STEPHANIE LECOCQ (EFE)

La guerra de Rusia contra Ucrania, que está frenando el crecimiento de las economías europeas, la sombra de un duro y frío invierno y el fantasma de la crisis energética de un continente todavía muy dependiente del gas ruso han tirado de los precios hacia arriba. Y los hogares españoles lo notarán aún más que ahora. La Comisión Europea prevé que la inflación alcanzará este año un 8,1% en España (frente al 6...

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La guerra de Rusia contra Ucrania, que está frenando el crecimiento de las economías europeas, la sombra de un duro y frío invierno y el fantasma de la crisis energética de un continente todavía muy dependiente del gas ruso han tirado de los precios hacia arriba. Y los hogares españoles lo notarán aún más que ahora. La Comisión Europea prevé que la inflación alcanzará este año un 8,1% en España (frente al 6,3% estimado en mayo); por encima del 7,6% de la media de la zona euro y solo un poco por debajo de la previsión del 8,3% de media para la UE, niveles “históricos”, antes de disminuir el año que viene hasta el 3,4%. Bruselas mantiene el pronóstico de crecimiento esbozada para España en primavera, cuando situó el aumento del PIB en un 4%, pero baja más de punto y medio, del 3,8% al 2,2% la previsión para 2023, por el impacto de la inflación.

Los pronósticos económicos de verano de 2022 de la Comisión Europea dibujan una economía temerosa de lo que llegue en 2023, pero que resiste por ahora los efectos de la invasión ordenada por Vladímir Putin, que se ha sentido como un golpe con el aumento de los precios de las materias primas energéticas y alimentarias, que avivan la presión inflacionaria. El crecimiento económico de este año está respaldado por el fuerte impulso obtenido en 2021 y un primer trimestre mejor de lo esperado, ha dicho el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, al presentar el informe de las previsiones de verano, en las que su departamento ha revisado a la baja la mayoría de sus expectativas de crecimiento. “Se podría decir que la economía europea está pasando de una fase de desaceleración del crecimiento a una de freno”, ha diagnosticado Gentiloni, que ha hablado de “cierto impulso” para 2023.

El comisario italiano no ha mencionado los riesgos de una recesión, aunque la amenaza está cada vez más firme sobre la mesa. Gentiloni ha recalcado que muchos de los riesgos negativos esbozados en primavera, ya con la invasión rusa en marcha, se han materializado, y se ha mostrado un tanto sombrío al hablar de las previsiones de la inflación y de los precios de la energía, que pueden tener un impacto grande en los bolsillos de los consumidores en toda Europa. El mercado está además extremadamente preocupado por los cortes de suministro del gas ruso y las políticas energéticas del Kremlin, que tiene a su disposición la llave del gas y no duda en manejarla para castigar a la UE por las sanciones impuestas tras la invasión de Ucrania y que busca, por el camino, desestabilizar a la Unión.

En Bruselas temen no solo una reducción sino un cierre total del suministro de gas de Rusia y algunos países ya se están movilizando para cargar sus reservas de cara al invierno. Si los suministros se reducen, los precios aumentarán y con ellos la inflación, lo que podría frenar el crecimiento más de lo previsto. “Las acciones de Moscú están interrumpiendo el suministro de energía y cereales, elevando los precios y debilitando la confianza”, ha dicho el comisario de Energía. “Dado que se desconoce el curso de la guerra y la confiabilidad de los suministros de gas, este pronóstico está sujeto a una gran incertidumbre y riesgos a la baja”. Tampoco se puede descartar, ha dicho, que el resurgimiento de la pandemia en la UE traiga nuevas perturbaciones a la economía.

La situación está aumentando ya la presión sobre los Gobiernos de los Veintisiete que temen un tumultuoso otoño del descontento y que están tratando de poner en marcha medidas para reducir el impacto del aumento de los precios en los bolsillos de la ciudadanía. El Banco Central Europeo prepara mientras tanto a la primera subida de tipos de interés en más de una década, que se prevé que se anuncie la semana que viene, mientras el dólar y el euro rozan la paridad por primera vez desde 2002. En Estados Unidos ya se ha registrado un incremento del índice de precios al consumo (IPC) del 9,1% en junio en comparación con el año anterior, el ritmo anualizado más rápido desde 1981.

En España, donde según la Comisión la economía crecerá este año un 4% —por encima de la media de la zona euro, de la que forman parte 19 países, donde se prevé que lo haga un 2,6% este año— la actividad económica se verá respaldada por el regreso del turismo a los niveles previos a la pandemia y la puesta en marcha de inversiones bajo el paraguas del Plan de Recuperación Europeo, dice Bruselas, que rebaja apenas 0,3 puntos porcentuales las previsiones del Gobierno español del pasado abril y también las estimaciones para 2023, que el Ejecutivo español cifró en un 3,5%. Hacia finales de año y el que viene, se proyecta que la actividad económica se desacelerará ya que se espera que los hogares ajusten sus decisiones de consumo a los precios más altos y la incertidumbre económica.

La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha afirmado este jueves que las previsiones económicas de verano de la Comisión Europea señalan a España como el país con el crecimiento “más intenso” de las grandes economías de la UE, informa Europa Press. La vicepresidenta primera cree que las previsiones de Bruselas sobre España hacen referencia a que las medidas que ha adoptado el Gobierno de Pedro Sánchez contribuirán a moderar el alza de los precios. Tras la Conferencia Sectorial de Transformación Digital con las comunidades autónomas, Calviño ha explicado que está preparando ya los Presupuestos Generales del Estado de 2023, en un escenario de “inflación más alta y durante más tiempo”, que obligará a “ajustar” las cuentas públicas a la nueva situación.

La guerra lanzada por Vladímir Putin, que muchos en Bruselas temen que termine por cronificarse en el Este de Ucrania, tiene efectos también en la economía de Alemania, la economía más grande del continente, donde la Comisión Europea rebaja la previsión de crecimiento del PIB dos décimas, hasta el 1,4% este año y un 1,3% en 2021, y donde el poder adquisitivo de los hogares se ve afectado por la inflación y donde los cuellos de botella en el suministro y el aumento de los costes de los productos frenan la fabricación. Alemania, es, además, uno de los países más dependientes del gas ruso y ya ha diseñado medidas para racionar energía en el caso de que la crisis del gas llegue para quedarse.

“La guerra de Rusia contra Ucrania sigue proyectando una larga sombra sobre Europa y nuestra economía. Nos enfrentamos a desafíos en múltiples frentes, desde el aumento de los precios de la energía hasta una perspectiva global altamente incierta”, ha dicho el vicepresidente Valdis Dombrovskis.

Las previsiones de verano también rebajan el crecimiento previsto por Bruselas para Francia en primavera, con un aumento del PIB del 2,4% este año y un 1,4% el próximo. Bruselas ha revisado un poco al alza las previsiones para este año en Italia —otro de los países grandes de la UE y ahora además en el punto de mira por la posibilidad de un nuevo caos político— por el efecto arrastre de 2021, pero prevé que su economía se desacelere el 0,9 % en 2023.

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