José Antonio Ocampo: “América Latina tiene que reinventarse”

El exsecretario ejecutivo de la Cepal y profesor de la Universidad de Columbia se muestra muy crítico con la pasividad política del continente y pide ayudas para las pymes

Jose Antonio Ocampo, durante una entrevista en Bloomberg Television.Christopher Goodney/BLOOMBERG

Si alguien lo ha sido prácticamente todo en la economía latinoamericana en las últimas décadas ese es José Antonio Ocampo (Cali, 67 años). Secretario ejecutivo de la Cepal (el brazo de Naciones Unidas para el desarrollo de América Latina y el Caribe), secretario adjunto de la ONU para Asuntos Económicos en tiempos de Kofi Annan, ministro de Ha...

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Si alguien lo ha sido prácticamente todo en la economía latinoamericana en las últimas décadas ese es José Antonio Ocampo (Cali, 67 años). Secretario ejecutivo de la Cepal (el brazo de Naciones Unidas para el desarrollo de América Latina y el Caribe), secretario adjunto de la ONU para Asuntos Económicos en tiempos de Kofi Annan, ministro de Hacienda de su país —Colombia—, profesor en cuatro de las universidades más prestigiosas del mundo (Cambridge, Yale, Oxford y, ahora, Columbia), en 2012 llegó a estar en la terna final para dirigir el Banco Mundial. Heterodoxo confeso, responde las preguntas de EL PAÍS por videoconferencia en una calurosa mañana californiana.

Pregunta. ¿En qué punto está la región?

Respuesta. América Latina se ha convertido en el centro de la pandemia y las cifras económicas que van saliendo están en los rangos de las peores del mundo junto con Europa occidental. El segundo trimestre ha sido fatal.

P.  ¿Cómo será la recuperación?

R. En la mayoría de países observo una reactivación relativamente rápida. No total y con algunas debilidades, pero en V. Hay, sin embargo, dos cosas que aún no sabemos: si va a haber nuevas recaídas, aunque no creo que vayan a ser de la misma magnitud, y cuántas empresas van a estar disponibles. Porque el volumen de quiebras puede ser enorme. Los Gobiernos tienen que aprobar nuevos mecanismos para apoyarlas.

P. Las grandes compañías, salvo las aerolíneas, han aguantado por lo general el chaparrón. El problema está en las pymes.

R. Sí, y es justo lo que echo de menos: más mecanismos de ayuda para las pequeñas y medianas empresas, como créditos parcialmente no reembolsables que les den capital. No veo ningún país metido en esta tarea, pese a que es la más urgente junto con el apoyo a los hogares. La reactivación va a ser mucho más lenta en empleo y en pobreza que en actividad económica; por eso es tan importante mantener y mejorar los programas de ingreso básico.

P. En lo social, el deterioro será serio.

R. Sobre todo lo es sobre una trayectoria que ya era de debilidad antes del inicio de la crisis, con un lustro, 2015-2019, muy malo para América Latina. Y desde 1990 el crecimiento anual viene siendo la mitad que entre 1950 y 1980… Latinoamérica tiene que reinventarse para su desarrollo.

P. ¿Cómo?

R. Hay que despolitizar la integración regional: la UE funciona para Gobiernos de izquierda y de derecha, y eso no lo hemos conseguido nosotros. El comercio internacional va a ser mucho menos dinámico en los próximos años y América Latina tiene que avanzar a fondo en su proceso de integración. Tenemos que repensar la reindustrialización, con políticas de desarrollo mucho más ambiciosas. Y de investigación, de ciencia y tecnología, donde somos una vergüenza internacional: invertimos la tercera parte que China. Solo Brasil dedica más del 1% del PIB.

P. ¿Cómo valora la respuesta de los Gobiernos a la crisis?

R. Ha sido muy diversa. Perú y Chile han puesto en marcha políticas ambiciosas porque tenían margen fiscal. En el lado opuesto está México, que no ha adoptado nada importante para enfrentar la crisis. Nada. Y en todos los casos intermedios se ha hecho menos de lo que tocaba; hay que hacer mucho más para la reactivación.

P. ¿Y la de los organismos internacionales?

R. Han aumentado su apoyo, pero en una magnitud inferior a la de la crisis de 2009. Además, los principales financiadores de América Latina, que no son ni el FMI ni el Banco Mundial, sino el BID y la CAF, no van a poder cumplir una función importante si no se recapitalizan. La acción multilateral ha sido débil y eso es lo más negativo de esta crisis.

P. La buena noticia es que el periodo de tiempo en que los grandes países latinoamericanos han estado sin acceso al mercado ha sido mínimo…

R. Sí… Menos de un par de meses, cuando después de la crisis de la deuda [latinoamericana de los ochenta] no tuvimos acceso durante ocho años; tras la crisis asiática [de los noventa] fueron cinco; y después de la de Lehman Brothers, 13 meses. Es una diferencia esencial. Y es lo más positivo: ha ayudado más que cualquier acción multilateral.

P. ¿Qué más se puede rescatar?

R. Los acuerdos de deuda de Argentina y Ecuador, ambos en condiciones muy difíciles.

P. ¿Se puede descartar el riesgo de un estallido financiero?

R. Creo que sí, como tampoco tuvimos uno después de la crisis de 2009. La región ha aprendido a manejar estas situaciones gracias al aumento de las reservas internacionales. Pero necesitamos una acción mayor de los bancos de desarrollo, los grandes ausentes esta vez.

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