La cuarentena total hunde la actividad industrial de Argentina en abril

La industria se desploma un 33,5% interanual y la construcción un 75,6%

Un empleado de una automotriz monta la puerta de un vehículo en una planta en las afueras de Buenos Aires, el 29 de mayo.Agustin Marcarian (Reuters)

Durante abril, las fábricas y las obras en construcción a lo largo de todo Argentina permanecieron cerradas por la cuarentena impuesta para frenar la expansión de la covid-19. El resultado fue un desplome sin precedentes: la industria cayó el mes pasado un 33,5% interanual y la construcción un 75,6%, según los datos difundidos este jueves por el Indec, e...

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Durante abril, las fábricas y las obras en construcción a lo largo de todo Argentina permanecieron cerradas por la cuarentena impuesta para frenar la expansión de la covid-19. El resultado fue un desplome sin precedentes: la industria cayó el mes pasado un 33,5% interanual y la construcción un 75,6%, según los datos difundidos este jueves por el Indec, el organismo oficial de estadísticas. Ambas cifras son récord, incluso en un país como Argentina, que transita su tercer año de recesión económica y pugna por un acuerdo con los acreedores que vuelva “sustentable” una deuda externa que no puede pagar.

La industria y la construcción, claves para la economía argentina, ya sentían el castigo del desplome económico iniciado en 2018, cuando el Gobierno de Mauricio Macri pidió un rescate del FMI para evitar la cesación de pagos. Desde entonces, la rápida depreciación del peso frente al dólar, una inflación desbocada y elevadas tasas de interés castigaron con dureza a todo el aparato productivo argentino. La cuarentena le ha asestado ahora un golpe mucho mayor. Los diez días de freno de marzo y los treinta de abril hundieron todo el primer cuatrimestre del año, con una caída acumulada de la construcción del 40,2% respecto al mismo periodo de un año antes. La industria registró un descenso del 13,5% en los primeros cuatro meses del año frente al primer cuatrimestre de 2019.

Bajo estrictos protocolos sanitarios, el Gobierno de Alberto Fernández comenzó a flexibilizar algunos sectores, como el automotriz, a partir de mediados de mayo. Las cifras de abril reflejan el período más duro, en el que la economía paralizada tocó fondo. “No esperábamos otra cosa de abril. Lo que sucedió es que las decisiones de política económica y política industrial estuvieron sometidas a las políticas sanitarias. Eso significó detener la actividad económica del país, con un costo importante”, había adelantado el secretario de Industria, Ariel Schale, en declaraciones a EL PAÍS. El Gobierno apuesta a que el “consumo retrasado” por la pandemia salve los números del último trimestre del año.

Las cifras del Indec son una foto de la dimensión de la caída. Hasta el sector de los alimentos, el único que se ha mantenido a toda máquina durante la cuarentena, cayó un 2%. La bajada, sin embargo, permitió ajustar el promedio general, porque a otros les ha ido mucho peor en el balance interanual: automóviles se derrumbó un 87,9%, vestimenta un 72,2%, productos metalmecánicos casi un 55% y equipos electrónicos más de 75%. El efecto de la cuarentena ha sido devastador en toda la cadena. “Según un relevamiento especial (en el contexto de la covid-19) realizado por el Indec a más de 1.300 empresas, solo un tercio de los locales de las industrias manufactureras pudo operar con normalidad en abril, mientras que los dos tercios restantes, o no operó o solo pudo hacerlo parcialmente”, dice el Indec en su informe.

El cierre de fronteras, la cancelación del transporte interjurisdiccional y el aislamiento preventivo han logrado contener el coronavirus en gran parte del país, pero no en Buenos Aires y su área metropolitana, donde se concentra el grueso de la actividad industrial argentina. En esa región se registran cerca del 90% de los nuevos contagios y los números van en ascenso, por lo que nadie sabe cuándo se va a levantar la cuarentena, que se extenderá por tres semanas más a partir del lunes. El Gobierno ha permitido la apertura gradual de ciertas actividades, pero la recesión generalizada que tenía Argentina antes de la pandemia hace suponer que la recuperación será lenta.

El Ejecutivo ha concedido ayudas económicas a miles de empresas para pagar salarios y préstamos a tasa cero a trabajadores autónomos, pero cada vez son más los que se ven abocados a la quiebra. Además de la pandemia, los empresarios se muestran preocupados por la negociación en curso de la deuda externa y las trabas a las importaciones derivadas de las restricciones a la compra y venta de dólares, como hicieron saber al presidente Fernández en una reunión que mantuvieron esta semana.

El horizonte es sombrío. La pandemia ha agravado la recesión que el país sudamericano arrastra desde 2018. Ese año, su PIB retrocedió un 2,5% y en 2019 un 2,2%. Los números rojos empeorarán este año, en sintonía con la crisis global provocada por la covid-19. A mediados de abril, el Fondo Monetario Internacional, principal acreedor de Argentina, estimó que el PIB del país sudamericano se contraerá cerca del 6%.

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