Todos los sueños sobre su futuro laboral como empresario ya han aflorado en su mente, la idea de negocio ha tomado consistencia y ahora le falta un plan que confiera solidez al proyecto y plasme sus aspiraciones, conjugándolas con la realidad y sus límites. Una de las primeras preguntas que se hace quien se lanza por primera vez a la creación de su propia empresa es cuánto dinero necesita para esta tarea inicial. Puesto que darse de alta como autónomo en Hacienda y la Seguridad Social es un trámite rápido y sencillo, que puede hacerse de una sola vez online o, de forma presencial, en cualquiera de las decenas de Puntos de acompañamiento al emprendedor del Ministerio de Industria, queda la duda: ¿cuánto cuesta montar una empresa?
“Darse de alta en España como empresario no tiene costes en tasas y solo se necesita el DNI, pedir cita previa y conocer en qué código de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas recae la nuestra”, explica la vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Celia Ferrero. Pero, una vez realizado este trámite, empieza la incertidumbre sobre el presupuesto que se tendrá que dedicar para dar el primer paso. Ferrero calcula que será necesario prever el desembolso de una cantidad de dinero que va desde 3.000 euros hasta 6.000 euros. ¿Para hacer qué? “Cubrir la reserva de capital social para crear una sociedad limitada, que es de 3.000 euros, a lo que hay que añadir los costes del notario, las tasas de licencias —varían en cada Administración pero no son muy altas—, los costes de registro de dominio, patentes, marcas, logos,…”, desglosa.
Puede ser menos
Es cierto que los costes pueden variar en función de la comunidad autónoma y el ayuntamiento en el que se desarrolle la actividad, pero desde ATA se dicen convencidos de que el umbral de los 6.000 euros para montar un negocio, en el caso de que su forma jurídica sea la sociedad limitada —los socios solo responden de las obligaciones con el capital de la compañía—, es un tope que nunca se supera. Pese a ello, un cálculo más preciso de los gastos en esta primerísima fase de la empresa deberá tener en cuenta también si es el empresario quien realiza los trámites o si prefiere contratar un asesor.
Y si la empresa es sencillamente el mismo autónomo, el coste podría incluso ser ninguno, o reducirse notablemente. Es lo que ocurrió a Ana Fabón. Para ejercer su profesión en el despacho madrileño que comparte con otros compañeros, esta psicóloga de 28 años tuvo que demostrar que se había colegiado (la cuota anual es de 200 euros) y que había suscrito un seguro de responsabilidad civil por otros 20 euros anuales. “Empecé en 2016 y me ofrecieron unos proyectos que requerían además darse de alta en el régimen de autónomos, con una cuota mensual que en aquella época, por tener menos de 30 años, era de 50 euros, por lo que decidí dar el salto al mundo empresarial”, rememora Fabón. “Entonces, tuve también que registrar mi marca, comprar el material que necesitaba, contratar gestora y contabilidad y hacer una página web para desarrollar toda la publicidad desde ahí”, añade. Por todo ello, con el primer mes de alquiler del despacho incluido, desembolsó 1.000 euros. “Es muy poco”, admite.
Planes a tres años
Mucho más tuvo que invertir Rubén Boltaña, de 32 años, quien creó dos sociedades que desarrollan tres actividades distintas. “En 2013 monté un bar de noche con sofá y primera copa en Alcañiz (Teruel). Me fue bien, me di a conocer bastante, por lo que hace mes y medio, y con la misma empresa, he abierto un restaurante justo al lado”, relata Boltaña. Mientras tanto, en la primavera de este año, este emprendedor fundó otra sociedad para gestionar grandes eventos en Calatayud y en las fiestas patronales de la comarca. Empezar la actividad en el pub como autónomo le supuso un gasto inicial de 30.000 euros, que sirvió casi íntegramente para reformar el local, situado en un inmueble del siglo XV. Hace poco se gastó otros 100.000 euros en el restaurante, y, para la empresa de eventos, solo puso el capital necesario para constituir una sociedad limitada, es decir, 3.000 euros.
En el coste que es necesario presupuestar para que un negocio eche a andar influyen muchos factores. No obstante, Boltaña subraya los que, en su opinión, hay que vigilar con mucho cuidado: “la cuota de autónomos, el dinero que te vas a gastar en personal —si lo tienes— y, por supuesto, el alquiler, porque encontrar algo asequible es fundamental”. Para Fabón, “lo más importante es entender que ser autónomos es estar en movimiento continuo, por lo que hay que elaborar un plan de negocio basado en cómo se encuentra tu propio sector, porque lo realmente complejo no es empezar, sino mantener una marca y hacerla crecer”.
Según la ATA, dos de los principales errores que se suelen cometer a la hora de empezar una actividad es no planificar a tres años y contar con los ahorros de toda la vida. En palabras de Ferrero, “contar con el dinero justo para pasar el primer año supone unos meses en rojo al inicio del segundo, lo que pone en serias dificultades la viabilidad de la empresa”.