Inversión sabia: ‘metabonos’ europeos

La apuesta por los eurobonos ha perdido fuelle ante la cumbre de junio sobre el eforzamiento de la Unión Económica y Monetaria

Maravillas Delgado

Nórdicos y alemanes no dan su brazo a torcer, y los españoles se inhiben.

Así que la apuesta por los eurobonos —que sustituyan los nacionales de los 19, como hizo Alexander Hamilton en los albores de EE UU— ha perdido fuelle ante la cumbre de junio sobre el reforzamiento de la Unión Económica y Monetaria.

A rey muerto, príncipe puesto. Si los eurobonos son hoy imposibles, vivan sus sucedáneos. Vivan los SBBS, o activos europeos seguros y salvos: no apalancarán el presupuesto para sacar más inversión pública; pero ampliarán el mercado financiero único, el consumo y el crecimiento....

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Nórdicos y alemanes no dan su brazo a torcer, y los españoles se inhiben.

Así que la apuesta por los eurobonos —que sustituyan los nacionales de los 19, como hizo Alexander Hamilton en los albores de EE UU— ha perdido fuelle ante la cumbre de junio sobre el reforzamiento de la Unión Económica y Monetaria.

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A rey muerto, príncipe puesto. Si los eurobonos son hoy imposibles, vivan sus sucedáneos. Vivan los SBBS, o activos europeos seguros y salvos: no apalancarán el presupuesto para sacar más inversión pública; pero ampliarán el mercado financiero único, el consumo y el crecimiento.

Aunque sea implícitamente, y tras varios años de investigaciones académicas, dos instituciones clave se están conjurando estos días en pro de esos eurobonos de segunda categoría, eurobonos light o “metabonos” europeos: el BCE y la Comisión.

Como es su deber no cejar hasta la depresión total, Bruselas presentará en pocos días estos activos seguros. Como derivarán de una titulación secundaria (al igual que las hipotecas subprime se nutrían de las irrecuperables: pero ahora en positivo) de bonos nacionales encadenados, deberían absorber la credibilidad de los mejores componentes, los alemanes.

Evitando al mismo tiempo perjudicar su calificación, porque solo serían mezclados con bonos nacionales peores en proporciones bastante escasas. El 70% del valor sería sénior, de gran calidad y alto respaldo; el 30%, bonos júnior, más débiles.

El secreto del éxito de este nuevo activo estriba en que, por voluntad del regulador, computarían como riesgo cero en las normas europeas sobre capital: bancos y aseguradoras se lanzarían a atesorarlos. Y diversificarían el vicioso bucle entre los balances bancarios de cada Estado miembro y sus deudas públicas.

Un apoyo intelectualmente formidable a esta apuesta llega de Fráncfort. Saltó en el homenaje de despedida al vicepresidente del BCE, Vítor Constáncio, tras 18 años de servicio.

El portugués esbozó un sólido paquete de reformas (Completing the Odyssean journey of the european monetary union, en la web del BCE) , conectada con la proclama de Mario Draghi en Florencia a favor de “compartir riesgos” (Risk reducing and risk-sharing in our monetary union).

En el notable paquete de Constáncio ocupan destacado lugar los SBBS, los metabonos. El banquero central sale al encuentro de las objeciones sobre la difícil comercialización de sus tramos sénior y júnior —las únicas serias, las de mercado—, propugnando su “cobertura por una garantía pública”, eso sí, “limitada”.

El referente es americano. Los “tres canales de flexibilizacón del ingreso entre los Estados (transferencias públicas, ingresos de mercados de capitales y crédito) son capaces de absorber el 60% de los choques; en la eurozona, solo el 20%”.

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