El último de una estirpe irrepetible

Comprometido ciudadano

Compartimos ilusiones y emociones. Y alguna decepción, como por ejemplo que la popularidad no permitía elegir trabajo. Si el oficio de actor trata de transmitir emociones, Manuel lo ha cumplido con creces. Su conocimiento de la profesión, a través de la investigación en la interpretación, le hacía ser uno de esos grandes actores que nada más aparecer en el escenario o en la pantalla era la atracción de todas las miradas de los espectadores, haciendo trascender siempre a todos sus personajes. Quién no recuerda Calabuch, Calle Mayor, Viaje de novios, Elsa y Fred y ...

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Compartimos ilusiones y emociones. Y alguna decepción, como por ejemplo que la popularidad no permitía elegir trabajo. Si el oficio de actor trata de transmitir emociones, Manuel lo ha cumplido con creces. Su conocimiento de la profesión, a través de la investigación en la interpretación, le hacía ser uno de esos grandes actores que nada más aparecer en el escenario o en la pantalla era la atracción de todas las miradas de los espectadores, haciendo trascender siempre a todos sus personajes. Quién no recuerda Calabuch, Calle Mayor, Viaje de novios, Elsa y Fred y ¿Y tú quien eres?, su última película.

Comprometido como actor y como ciudadano con su profesión, recuerdo sus palabras al recibir el Goya de Honor que le entregó la Academia: "Ojalá borren de todos los diccionarios del mundo la palabra guerra". De él escribió su gran amigo Fernando Fernán-Gómez: "No parecen abundar hoy cómicos con tan profundo y exaltado amor a este raro trabajo".

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El temperamento de hombres como Manuel Alejandre era y es casi imprescindible para profesar este arte.

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