Cartas al director

Respuesta a Gregorio Marañón

De todas las desconcertantes reacciones suscitadas por mi artículo La puñetera verdad (EL PAÍS, 6-6-2010), la más desconcertante es la de Gregorio Marañón (La insobornable verdad, EL PAÍS, 28-6-2010); tan desconcertante que es imposible dejarla sin respuesta. No sé de dónde ha sacado Marañón que defiendo "desde hace tiempo" una "tesis deslegitimadora de la Transición"; de hecho, he dedicado las casi 500 páginas de mi último libro a atacar lo que dice que defiendo. A esa falsa afirmación añade, según descubro con incredulidad, una afirmación todavía más evidentemente falsa. Marañó...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

De todas las desconcertantes reacciones suscitadas por mi artículo La puñetera verdad (EL PAÍS, 6-6-2010), la más desconcertante es la de Gregorio Marañón (La insobornable verdad, EL PAÍS, 28-6-2010); tan desconcertante que es imposible dejarla sin respuesta. No sé de dónde ha sacado Marañón que defiendo "desde hace tiempo" una "tesis deslegitimadora de la Transición"; de hecho, he dedicado las casi 500 páginas de mi último libro a atacar lo que dice que defiendo. A esa falsa afirmación añade, según descubro con incredulidad, una afirmación todavía más evidentemente falsa. Marañón me atribuye la propuesta disparatada de extirpar a la derecha del actual sistema político y confinarla "en el ominoso rincón que le corresponde" si no acepta que la Segunda República es el fundamento histórico de la actual democracia. Yo no he dicho jamás esa barbaridad: Marañón extrae el entrecomillado de un artículo mío de hace cinco años titulado Cómo acabar de una vez por todas con el franquismo (EL PAÍS, 26-11-2005), pero a quien yo decía allí que había que confinar "en el ominoso rincón que le corresponde" es al franquismo, no a la derecha actual. Francamente, no me explico tanto despropósito.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En