Arroceros contra flamencos en el delta del Ebro

Los agricultores reclaman ayuda a la Generalitat para combatir la avalancha de aves que destrozan los cultivos

Truenos, perdigones y cohetes pirotécnicos sobrevuelan estas noches el delta del Ebro para luchar contra lo que los lugareños denominan la gran invasión. "Cada vez son más y no podemos combatirlos", explica en tono bélico Manel Macià, presidente de la comunidad de regantes de la margen derecha del delta. Este arrocero se refiere a los miles de flamencos, patos y otras aves que llegan en bandadas a la zona sin finura para distinguir lagunas de arrozales. "Entran y destrozan toda la siembra, hay que estar muy alerta porque la Administración no nos apoya", lamenta el agricultor mientras recuenta ...

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Truenos, perdigones y cohetes pirotécnicos sobrevuelan estas noches el delta del Ebro para luchar contra lo que los lugareños denominan la gran invasión. "Cada vez son más y no podemos combatirlos", explica en tono bélico Manel Macià, presidente de la comunidad de regantes de la margen derecha del delta. Este arrocero se refiere a los miles de flamencos, patos y otras aves que llegan en bandadas a la zona sin finura para distinguir lagunas de arrozales. "Entran y destrozan toda la siembra, hay que estar muy alerta porque la Administración no nos apoya", lamenta el agricultor mientras recuenta el arsenal gastado en las últimas noches de batalla: 1.200 cohetes, 300 cartuchos de perdigones del 10 y media docena de faros reflectores.

La afluencia de pájaros contrasta con la retirada de medios en el parque

La batalla se repite cada año, pero la avalancha de aves que hacen parada en el delta se ha incrementado espectacularmente está primavera. Los arroceros cifran el aumento en el 20% respecto al año anterior, aunque otros se alarman ante el incremento si se compara con los datos del último lustro. "Hemos pasado de 4.000 flamencos a 7.000, de 30.000 patos a 50.000, y la polla blava, que antes no existía, cada vez aparece más", explica el sindicato Unió de Pagesos (UP). Por ello, si en 2009 Medio Ambiente indemnizó a los arroceros con 165.000 euros, el sindicato calcula que este año el monto puede llegar a duplicarse. El sindicato atribuye este aumento al descontrol originado por la batería de medidas que protegen a las aves sin que se determinen medios para controlarlas. "En otras regiones como Andalucía se organizan batidas periódicas. En el delta este asunto lleva años descontrolado", aseguran.

La afluencia de aves contrasta con la retirada de medios que sufre el parque natural del Delta del Ebro. "Deberían realizar patrullas nocturnas, evitar que las aves entren en las plantaciones. Pero no tienen medios ni plantilla ni dinero", se ñala el presidente de los regantes de la margen derecha. Los recortes de presupuesto, admiten portavoces del parque, han reducido el número de recursos que cada año se destinan a alejar las aves de los arrozales. Pero se facilitan medios a los agricultores para que luchen por su cuenta. "Les cedemos pilas de luz, banderas negras, y también pueden pedir permisos para disparar a las aves. Siempre de forma controlada para que no queden heridas, sólo para espantarlas", detalla un portavoz del parque.

Esta escasez de medios obliga a los payeses a combatir la invasión de las aves por sus medios. "Nos está desgastando mucho", explica con un gesto de dolor Macià. A sus 70 años, el arrocero se despierta a medianoche para preparar los artilugios de la velada. Torres de luces giratorias, banderas negras y puñados de petardos salen de su finca sobre la una de la madrugada. Los reparte entre sus compañeros de patrulla y no regresan hasta las cuatro de la madrugada.

"Es de noche cuando a los flamencos les entra el hambre", bromea Jacint Ferré, agricultor afectado. Todos se levantarán sobre las siete de la mañana, ya para dedicarse a los cultivos. "Es duro, pero te diré una cosa", se sobresalta Macià apartando el plato de la cena; "en estas noches de petardos y bengalas, el delta es puro espectáculo, casi una poesía". Y se retira para cumplir el breve reposo que antecede a la patrulla nocturna en los arrozales.

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