Análisis:

Estrategia negociadora

José Luis Rodríguez Zapatero regresó la pasada semana de Lanzarote con la convicción de que el Consejo de Ministros del 13 de agosto se equivocó cuando fijó el 1 de ese mes como fecha de referencia para que los desempleados que han agotado el subsidio de paro pudieran beneficiarse de la prestación de 420 euros mensuales. La presión sindical contó. Pero no sólo ella. Le impactó saber que, desde que el Gobierno aprobó el decreto, a los servicios de empleo acudieron numerosos parados que se fueron decepcionados. También le dio tiempo para relativizar el impacto presupuestario de la medida que tan...

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José Luis Rodríguez Zapatero regresó la pasada semana de Lanzarote con la convicción de que el Consejo de Ministros del 13 de agosto se equivocó cuando fijó el 1 de ese mes como fecha de referencia para que los desempleados que han agotado el subsidio de paro pudieran beneficiarse de la prestación de 420 euros mensuales. La presión sindical contó. Pero no sólo ella. Le impactó saber que, desde que el Gobierno aprobó el decreto, a los servicios de empleo acudieron numerosos parados que se fueron decepcionados. También le dio tiempo para relativizar el impacto presupuestario de la medida que tanto pesó en la decisión restrictiva del Consejo de Ministros del 13, al conocer con mayor precisión que no todos los potenciales beneficiarios lo iban a ser en realidad.

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De modo que el último Consejo de Ministros, del 28 de agosto, dio por hecho el cambio del decreto del día 13 y debatió si aprobaba otro nuevo o introducía una enmienda para ampliar la fecha de cobertura y tramitarla posteriormente como proyecto de ley. Al final se adoptó esta última fórmula.

En el mismo consejo, Zapatero, tras consultar con Hacienda, encargó al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, sondear a los sindicatos y fijar como posición negociadora la ampliación de la cobertura al 1 de junio, a sabiendas de que el Ejecutivo asumía el 1 de enero. Corbacho se reunió el lunes con los sindicatos y se cerró en el 1 de junio para que los sindicatos, y tras ellos los partidos, no ampliaran más sus exigencias si cedía de antemano en la del 1 de enero.

Tras hacer su papel Corbacho, Zapatero, que ya sabía que los sindicatos aceptaban el 1 de enero, dio paso, el martes, al portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, para negociar con los partidos. Le dijo que asumiera la fecha del 1 de enero y que la cerrara rápido. Lo logró antes de 48 horas y ha marcado la pauta de la negociación presupuestaria.

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