Análisis:ANÁLISIS | Alerta sanitaria

La correa de transmisión

Cerdo, ave y persona infectados son la triada necesaria para que el virus de la gripe mute a un nuevo subtipo con capacidad de ser pandémico. El proceso se inicia con la transmisión entre individuos de la misma especie, pasando o no a otra. El salto se da en aquellos lugares en los que el contacto entre las diferentes especies es directo y prolongado. En este caso, los microorganismos de las diferentes especies se intercambian material genético cuya consecuencia es la formación de un nuevo subtipo, en este caso del virus de la gripe, que debe adaptarse a la especie humana para garantizar su su...

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Cerdo, ave y persona infectados son la triada necesaria para que el virus de la gripe mute a un nuevo subtipo con capacidad de ser pandémico. El proceso se inicia con la transmisión entre individuos de la misma especie, pasando o no a otra. El salto se da en aquellos lugares en los que el contacto entre las diferentes especies es directo y prolongado. En este caso, los microorganismos de las diferentes especies se intercambian material genético cuya consecuencia es la formación de un nuevo subtipo, en este caso del virus de la gripe, que debe adaptarse a la especie humana para garantizar su supervivencia, ganando o perdiendo capacidad patogénica y virulencia, lo que confiere incertidumbre acerca de su gravedad clínica. Si el proceso de adaptación es exitoso, la expresión epidemiológica de la enfermedad está determinada por factores biológicos y sociales. La inmunidad y su duración hacen que sean más susceptibles a la infección los niños y los jóvenes. Las personas mayores, y específicamente los ancianos, son más vulnerables a las complicaciones -incluida la muerte- pero menos a la infección al haber tenido más probabilidad de infectarse a lo largo de su vida.

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Una vez adaptado a los humanos, su transmisión entre las personas es a través del aire contaminado al hablar o toser. Su epidemiología está determinada por la producción de alimentos, la construcción de espacios y la forma de socialización: urbanización, movilidad interurbana, estructura familiar, relaciones sociales y comerciales, etcétera, son procesos que facilitan su difusión entre países, ciudades y grupos sociales.

El proceso de penetración en la sociedad, una vez se ha producido su adaptación a la especie humana, es al principio lento, de persona a persona, hasta que se produce un número crítico de casos y de contactos susceptibles, incrementando la probabilidad de transmisión y su velocidad, produciéndose las diferentes ondas epidémicas. La movilidad de la población, el sistema de ciudades y los viajes contribuyen con gran impacto a su difusión espacial. Las actividades sociales, educativas, económicas y laborales que impliquen agregación de personas, como es el caso de colegios, cuarteles y residencias, potencian su difusión, por facilitar la exposición a un número elevado de personas susceptibles y relativamente homogénea respecto a la edad, estado inmunitario, hábitos, etcétera. Podemos esquematizar este patrón de difusión mediante una cadena de transmisión que se inicia en los niños, y jóvenes, que se infectan en los centros educativos o espacios cerrados y transmiten el virus a padres y hermanos, que a su vez la transfieren al ámbito laboral.

Ferran Martínez Navarro es ex presidente de la Sociedad Española de Epidemiología.

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