El tripartito se justifica

El PSC, ERC e ICV restaron ayer trascendencia a las rebajas que quieren introducir en el proyecto de ley de centros de culto que ellos mismos aprobaron en el Gobierno. La norma pretendía acabar con la arbitrariedad de algunos ayuntamientos a la hora de denegar la construcción de oratorios, especialmente musulmanes, o de relegarlos a las afueras de los pueblos. Si no hay nuevos cambios, la ley quedará casi vacía de contenido.

El secretario general de ERC, Joan Ridao, minimizó la enmienda que ha causado más revuelo: los grupos que apoyan al Gobierno dan marcha atrás y renuncian a obligar a los municipios a reservar suelo para usos religiosos en sus planes urbanísticos. El texto que aprobó el Ejecutivo subrayaba que uno de sus objetivos era esta obligación. Otra medida del borrador del Gobierno que los grupos del tripartito quieren eliminar es la relativa a que los centros de culto requieran una licencia municipal de actividades para abrir, algo que molestaba a la Iglesia. El PSC, ERC e ICV abogan ahora por prescribir que los templos cumplan "las condiciones técnicas y materiales mínimas".

"Nos hemos autoenmendado", admitió el republicano Miquel Àngel Estradé en declaraciones a Ràdio Barcelona. La diputada del PSC Consol Prados defendió estos cambios como el fruto del diálogo de los grupos parlamentarios con las entidades afectadas por la ley.