Aroma a raudales

Es emocionante comprobar en nuestro país cómo empresarios tradicionales, de gustos conservadores, se arriesgan a piruetas enológicas y comerciales cuando llega a los puestos directivos de la empresa familiar una nueva generación; en este caso, el joven Robus Fariña. Es lo que ha ocurrido en la bodega Penaguda, ahora Attis, nombre del vino más destacado hasta el momento. No lograban el sobresaliente en una zona donde se dan las condiciones para alcanzarlo. Pero esta vez, sí. Nana 2007 es la audaz y arriesgada vuelta de tuerca en su quehacer vitivinícola de la familia Fariña Padin -abuelo, padre...

Es emocionante comprobar en nuestro país cómo empresarios tradicionales, de gustos conservadores, se arriesgan a piruetas enológicas y comerciales cuando llega a los puestos directivos de la empresa familiar una nueva generación; en este caso, el joven Robus Fariña. Es lo que ha ocurrido en la bodega Penaguda, ahora Attis, nombre del vino más destacado hasta el momento. No lograban el sobresaliente en una zona donde se dan las condiciones para alcanzarlo. Pero esta vez, sí. Nana 2007 es la audaz y arriesgada vuelta de tuerca en su quehacer vitivinícola de la familia Fariña Padin -abuelo, padre e hijos-, en un continuum de amor a su tierra y pasión por el vino (también son propietarios de dos restaurantes). Una hábil combinación de excelente enología y buen diseño les permite escalar cotas de excelencia hasta acercarse a la cima con este albariño amorosamente acunado en madera nueva.

La cuidadosa selección de las mejores uvas de su viejo viñedo de dos hectáreas, ubicado sobre suelos franco-arenosos, de entisoles graníticos, aporta al vino una carga de profundidad aromática poco común, aunque todavía tímidamente expresada: armoniosa combinación de frutas (carnosa, tropical, silvestre), cítricos y mineral. Boca grasa, envolvente, fresca y ligeramente golosa. La madera destaca en demasía, pero su incisiva acidez y buena estructura anuncian una excelente evolución en botella.