Una exhumación por seis millones de euros

Un juez manda analizar el ADN de un cadáver para resolver una gran herencia

El curioso acto judicial que se registró ayer en el cementerio de Écija (Sevilla) duró 25 minutos, lo que se tarda en abrir un nicho y sacar un cadáver para recoger un fémur y dos dientes de los que extraer muestras de ADN. En unos días se utilizarán para comprobar si Rafael Rebollar es hijo del que dice que fue su padre, un rico agricultor de este pueblo sevillano que supuestamente dejó embarazada a su madre y se desentendió de ella y de su vástago tras dos años de relación.

Rafael tiene 67 años y lleva ocho intentando que se le reconozca como hijo legítimo del que dice que es su padre...

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El curioso acto judicial que se registró ayer en el cementerio de Écija (Sevilla) duró 25 minutos, lo que se tarda en abrir un nicho y sacar un cadáver para recoger un fémur y dos dientes de los que extraer muestras de ADN. En unos días se utilizarán para comprobar si Rafael Rebollar es hijo del que dice que fue su padre, un rico agricultor de este pueblo sevillano que supuestamente dejó embarazada a su madre y se desentendió de ella y de su vástago tras dos años de relación.

Rafael tiene 67 años y lleva ocho intentando que se le reconozca como hijo legítimo del que dice que es su padre. El juzgado de primera instancia número 19 de Sevilla aprobó la exhumación de ayer para tratar de resolver este asunto. Rafael no busca sólo un apellido. Quiere que se le permita, al igual que a la única hija reconocida de este terrateniente ya fallecido, disfrutar de los aproximadamente seis millones que dejó en herencia cuando murió hace cinco años. Rafael lo resumió ayer en una frase: "Soy igual que mi supuesta hermana". El padre fue incinerado cuando falleció, por lo que el cuerpo que se ha desenterrado para las pruebas de ADN es el de un presunto tío de Rafael. El abogado del demandante, Fernando Osuna, espera que los resultados estén listos en un mes.

La madre de Rafael era la hija de la costurera que servía en la casa del señorito. Según su testimonio, ambos mantuvieron una relación y en 1941 nació él. "En el 45 se fue con otra y nos abandonó (...). Cuando iba a verlo, unas veces me despreciaba y otras me ignoraba".

La vida de Rafael no fue fácil. Su infancia la pasó en un hospicio de Sevilla estudiando. Con 19 años, volvió a su pueblo y pidió ayuda al que consideraba su progenitor. "Cuando me fui a casar, le pedí trabajo y me contestó que no me conocía". Rafael tuvo que emigrar a Cataluña. Allí vivió 37 años. En 2000 comenzó su batalla legal, que ahora está más cerca de terminar.

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