En la puerta del Alto Turia

Las Bodegas Vegamar se han convertido en la puerta del Alto Turia, pues en esta bella comarca de sierras y gargantas se hace un vino singular, el blanco de la variedad merseguera, que es la viticultura de montaña en su máxima expresión. Vegamar ha significado una gran apuesta por el Alto Turia, pues es una gran y moderna bodega dotada de tecnología punta. Obra del ingeniero agrónomo valenciano Pedro Beltran (que ha construido varias), es una instalación industrial dotada de un tecnograma perfecto, desde la entrada de uvas hasta la crianza, cuya magna sala de barricas (2.000 barricas y 600.000 ...

Las Bodegas Vegamar se han convertido en la puerta del Alto Turia, pues en esta bella comarca de sierras y gargantas se hace un vino singular, el blanco de la variedad merseguera, que es la viticultura de montaña en su máxima expresión. Vegamar ha significado una gran apuesta por el Alto Turia, pues es una gran y moderna bodega dotada de tecnología punta. Obra del ingeniero agrónomo valenciano Pedro Beltran (que ha construido varias), es una instalación industrial dotada de un tecnograma perfecto, desde la entrada de uvas hasta la crianza, cuya magna sala de barricas (2.000 barricas y 600.000 botellas) es como un gran salón de baile. Vegamar ha acercado la bodega a los viñedos (sus parcelas: Nogales, Andrea, Carrasses, Montesol son de cepages bien dispuestos y conducidos) o estos a la bodega pues la rodean completamente. Además ha incentivado la viticultura en Calles y la comarca con una apuesta por uvas bien trabajadas y recolectadas. Un aire de esperanza empezó a soplar por el Alto Turia desde la instalación de Bodegas Vegamar. Situada en la ribera del Tuejar, Vegamar cuenta con un parque para eventos al más puro lujo asiático, con pabellones y un gran lago artificial. Las fincas de viñedos se pueden recorrer a caballo o en quads y el entorno ayuda, buenos parajes y el envolvente paisaje mediterraneo de montaña. El estilo de la fachada exterior, entre masía y palacial, es atractivo y bien entroncado con el entorno. Por dentro es un palacio, con escaleras de mármol, balaustradas, columnas y vienesas lámparas. La elaboración de calidad está garantizada por la presencia de Juan Clemente, veterano enólogo, gente de bien, comprometido con el vino valenciano como pionero y que hacía en su juventud uno de los mejores vinos de postres, el Bonachon de Pedralba.

Sus vinos, el Viña Carrasses con 12 meses de barrica y el Viña Costosa blanco, son modernos y finos de paladar, ideales para los confits de caza de Benissivà, pues en Benialí dicen: A la Vall de Gallinera/ les dones volen saber/ en una lliura de cireres/ quants pinyols deuen de haver.