Cartas al director

Las Cortes en Colombia

Su editorial del pasado jueves La libertad de Ingrid incurre en error. La Corte Constitucional colombiana no mantiene ninguna "pugna" con el presidente Uribe, jamás ha considerado que un nuevo mandato suyo sea contrario a la tradición jurídica latinoamericana, ni muchísimo menos ha acusado al Gobierno de "prácticas corruptas en relación con aquellos comicios" (de 2006).

Un organismo completamente independiente de la Corte Constitucional como es la Corte Suprema de Justicia tampoco está de asaltos pugilísticos frente al Gobierno ni ha dicho nunca nada de lo anterior: simplemente, ...

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Su editorial del pasado jueves La libertad de Ingrid incurre en error. La Corte Constitucional colombiana no mantiene ninguna "pugna" con el presidente Uribe, jamás ha considerado que un nuevo mandato suyo sea contrario a la tradición jurídica latinoamericana, ni muchísimo menos ha acusado al Gobierno de "prácticas corruptas en relación con aquellos comicios" (de 2006).

Un organismo completamente independiente de la Corte Constitucional como es la Corte Suprema de Justicia tampoco está de asaltos pugilísticos frente al Gobierno ni ha dicho nunca nada de lo anterior: simplemente, los magistrados de su Sala Penal solicitaron la revisión del Acto Legislativo que reformó la Constitución Nacional para permitir que Uribe aspirara a la reelección, porque está probado judicialmente, y fallado en sentencia definitiva, que esa reelección se posibilitó por la comisión del delito de cohecho, admitido por una congresista que hoy se encuentra en prisión.

Pero ni las Cortes, ni nadie en Colombia, han tachado las elecciones propiamente dichas de 2006, cuando Uribe ganó su segundo mandato en debate abierto y limpio, de cara a las circunstancias que el país conocía en ese momento.

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