Hombros y puntas

El primero en valorar la diferencia entre los hombros y las puntas de un racimo fue Remírez de Ganuza, que hizo de este hallazgo un ritual enológico y propagandístico. Isidro Fernández, gerente y enólogo de Casar de Turbia, lo aplica también con habilidad y talento en su vino estrella. No se negará la importancia de esta selección de granos, pero su aportación final no es tan significativa. El resto es buena enología.

El resultado es un tinto de aroma muy frutal, bien definido de acuerdo a lo esperable en la mencía y adecuadamente bañado en diversos tipos de barrica francesa, con...

El primero en valorar la diferencia entre los hombros y las puntas de un racimo fue Remírez de Ganuza, que hizo de este hallazgo un ritual enológico y propagandístico. Isidro Fernández, gerente y enólogo de Casar de Turbia, lo aplica también con habilidad y talento en su vino estrella. No se negará la importancia de esta selección de granos, pero su aportación final no es tan significativa. El resto es buena enología.

El resultado es un tinto de aroma muy frutal, bien definido de acuerdo a lo esperable en la mencía y adecuadamente bañado en diversos tipos de barrica francesa, con el añadido de algún toque exótico de roble centroeuropeo de tostado comedido que aportan una paleta especiada rica en matices, con un apunte mineral sugerente aunque tímido. Peca, sin embargo, de cierta sobremaduración, que espesa la fragancia más de lo necesario y le resta agilidad. Claro, que el buen hacer enológico y la calidad de la uva compensan sobradamente estos pequeños accidentes.