"No me lo podía creer"

Samir consiguió trabajo con un curso de la Cruz Roja

Samir Medila es marroquí, tiene 19 años y un contrato indefinido como electricista. Hace un año todo esto le parecía una utopía. Al igual que otra docena de inmigrantes, Samir inició el año pasado un curso de formación que imparte Cruz Roja en colaboración con Unión Fenosa. Durante cinco meses recibió clases teóricas en una sala taller que la entidad tiene en Castellón y que comparten los alumnos de fontanería. En aquel habitáculo, ubicado en un sótano, aprendió sus primeras nociones sobre electricidad e hizo los primeros intentos de conexión de cables. Para terminar el curso de 100 horas, Sam...

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Samir Medila es marroquí, tiene 19 años y un contrato indefinido como electricista. Hace un año todo esto le parecía una utopía. Al igual que otra docena de inmigrantes, Samir inició el año pasado un curso de formación que imparte Cruz Roja en colaboración con Unión Fenosa. Durante cinco meses recibió clases teóricas en una sala taller que la entidad tiene en Castellón y que comparten los alumnos de fontanería. En aquel habitáculo, ubicado en un sótano, aprendió sus primeras nociones sobre electricidad e hizo los primeros intentos de conexión de cables. Para terminar el curso de 100 horas, Samir estuvo un mes de prácticas no laborables en Bartoll, una empresa de electricidad de Castellón. "Con un mes fue suficiente para ver las ganas que tenía de aprender y trabajar", asegura su gerente, Francisco Bartoll. Preguntó entre los oficiales con los que Samir había realizado las prácticas y le hablaron "de su interés y sus continuas preguntas".

El inmigrante trabaja en la empresa en la que hizo prácticas

"No me lo podía creer". Con esta frase recuerda Samir el momento en el que Bartoll le anunció que tenía una oferta de trabajo para él. Pero pese a que era un inmigrante regularizado, no tenía la tarjeta de residencia necesaria para ser contratado. La empresa le "esperó" los seis meses que duró la tramitación del documento. "Estuve un mes trabajando en el mercado, con un amigo de mi padre, vendiendo y, el resto del tiempo, en casa", relata.

Ahora Samir tiene un contrato indefinido y en las mismas condiciones que sus compañeros. "No existe ningún problema entre ellos", asegura Bartoll, quien contrató a dos de los tres alumnos en prácticas de Cruz Roja. "Es nuestra manera de superar la tarea del asistencialismo para pasar a facilitar una vida digna", asegura el presidente de Cruz Roja en la Comunidad Valenciana, Fernando del Rosario. "Yo soy testigo de que estos cursos sirven", añade Bartoll.

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