Cartas al director

Plaga de topillos

En Castilla y León, como en muchas otras comunidades, de forma cíclica se producen "plagas de topillos". Suelen ocurrir cuando las condiciones ambientales provocan un estallido del número de roedores. Concretamente, en los años 1987, 1991, 1996, hubo otras manifestaciones parecidas a la de 2007. En algunos lugares ha afectado más que en otros, pero lo cierto es que, sin hacer "nada", es decir, dejando que sean las condiciones ambientales y los depredadores los que actúen, siempre ha bajado el número de roedores hasta unos niveles en los cuales ya no se considera "plaga". Ahora, la Junta de Cas...

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En Castilla y León, como en muchas otras comunidades, de forma cíclica se producen "plagas de topillos". Suelen ocurrir cuando las condiciones ambientales provocan un estallido del número de roedores. Concretamente, en los años 1987, 1991, 1996, hubo otras manifestaciones parecidas a la de 2007. En algunos lugares ha afectado más que en otros, pero lo cierto es que, sin hacer "nada", es decir, dejando que sean las condiciones ambientales y los depredadores los que actúen, siempre ha bajado el número de roedores hasta unos niveles en los cuales ya no se considera "plaga". Ahora, la Junta de Castilla y León está diseminando veneno por todo el campo con la pretensión de acabar con dicha "plaga" y, de paso, ese veneno, por vía indirecta, llegará a los depredadores de los topillos y en última instancia a todos y cada uno de nosotros. El otro día un vecino (que tiene un arsenal de venenos en casa contra casi todo) me decía que las empresas que los vendían decían que eran inocuos para los humanos, y yo le respondí que más inocuo será no echarlo. Lo peor de todo es que cuando acabe la "plaga" (que será pronto y de forma natural, como en todas las demás ocasiones), la Junta pensará que ha sido por sus actuaciones. Nada más lejos de la realidad.

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