El primer ministro turco afirma que está dispuesto a pagar el precio del ataque a los rebeldes kurdos en Irak

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se declaró ayer dispuesto a hacer frente a la repulsa internacional en el caso de que su país decidiera finalmente atacar las bases en Irak de los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Erdogan criticó la oposición de Washington a sus planes de incursión en el norte del vecino país.

A su vez, el independentista PKK, que lucha desde 1984 contra el poder central turco, ha amenazado con atacar al partido de Erdogan, el islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo, y sostiene que una ofensiva turca contra su...

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El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se declaró ayer dispuesto a hacer frente a la repulsa internacional en el caso de que su país decidiera finalmente atacar las bases en Irak de los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Erdogan criticó la oposición de Washington a sus planes de incursión en el norte del vecino país.

A su vez, el independentista PKK, que lucha desde 1984 contra el poder central turco, ha amenazado con atacar al partido de Erdogan, el islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo, y sostiene que una ofensiva turca contra sus bases está abocada al fracaso. Interrogado en Estambul sobre la eventual reacción mundial contra esa operación transfronteriza, Erdogan dijo: "Después de haber entrado en un camino, el coste ha sido ya calculado. La factura será pagada".

"Vamos a discutir las implicaciones que tendrá tal decisión", dijo en referencia a la petición de autorización para intervenir en Irak que tiene previsto presentar su Gobierno la semana próxima al Parlamento. "Cuando tomamos una decisión, tenemos en cuenta los intereses de Turquía", destacó el primer ministro, al afirmar que su país no tiene ninguna ambición territorial sobre Irak.

Exasperado por el recrudecimiento de las actividades del PKK en el sureste anatoliano fronterizo con Irak desde el principio del año y tras la muerte de 15 militares en una semana por los enfrentamientos, Turquía agitó la amenaza de una incursión militar para destruir el santuario del PKK en la región autónoma iraquí de mayoría kurda, a pesar de la oposición de Bagdad y Washington.

En cuanto a EE UU, Erdogan estuvo particularmente crítico: "Nadie nos ha pedido autorización alguna para venir a atacar Irak desde decenas de miles de kilómetros de distancia". Ante un grupo de dirigentes locales de su formación, Erdogan ha continuado diciendo que su país "no tenía necesidad de nadie para darle consejos con respecto a una operación" en Irak.

EE UU ha advertido a Ankara en varias ocasiones contra la posibilidad de entrar en Irak bajo el argumento de que desestabilizaría una zona relativamente aislada de la violencia sectaria que golpea el país desde la ocupación estadounidense, en 2003.

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