Análisis:

Para que fueran dos

Ángel González, poeta de cabecera de Joaquín Sabina, tiene un poema en el que cuenta qué tuvo que pasar para que él llegara a ser Ángel González, para que su nombre pesara sobre la tierra. ¿Y qué pasó para que un día estos dos ex enfermos curaran del todo sus heridas, juntándose a cantar cada uno lo del otro? En primer lugar, la intuición, lo que Mario Benedetti, y éste es un poeta de los dos, llamó casualidad cuando se encontró con Serrat y con Daniel Viglietti, que descubrieron en sus versos lo que ya había en su música. La casualidad. "Tenemos que hacer algo con esta casualidad", le dijo Be...

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Ángel González, poeta de cabecera de Joaquín Sabina, tiene un poema en el que cuenta qué tuvo que pasar para que él llegara a ser Ángel González, para que su nombre pesara sobre la tierra. ¿Y qué pasó para que un día estos dos ex enfermos curaran del todo sus heridas, juntándose a cantar cada uno lo del otro? En primer lugar, la intuición, lo que Mario Benedetti, y éste es un poeta de los dos, llamó casualidad cuando se encontró con Serrat y con Daniel Viglietti, que descubrieron en sus versos lo que ya había en su música. La casualidad. "Tenemos que hacer algo con esta casualidad", le dijo Benedetti a ambos.

La intuición de Serrat y Sabina, desde que nació la idea de esta gira a dos, contó con más prejuicios que escollos. Se pensaba que Sabina tiraría la toalla antes de empezar, y se creyó que la extrema meticulosidad del Noi del poble sec, no iba a admitir al fin que con él se hiciera un dúo. Anoche hicieron añicos los prejuicios y convirtieron la casualidad y la coincidencia -de los versos, de la música, de sí mismos- en una alegría. Se cruzaron burlas, se burlaron de ellos y de lo que hubo antes -"no lo harán, no se llevarán bien, Sabina perderá la voz, llegará tarde a los ensayos, se llevará a matar con Serrat"-, e incluso hicieron mofa de los agoreros, sirviéndose de ese espléndido gag que Iñaki Gabilondo condujo con la coña marinera que a veces tiene. ¿Y qué pasó, por qué parecen tan felices?

José Navarro, a quien llaman Berri, que ha sido productor de toda la vida de Serrat y que desde hace ocho años lleva también a Sabina, dice que el secreto que ha vencido los escollos y ha conducido al entusiasmo de anoche es la generosidad. De ambos. La alegría. El público lo apreció -el cronista de EL PAÍS, a nuestro lado, escribía bailando-, y el latido que se notaba en el escenario es que estos dos chicos nacieron para juntarse. Los juntó una vez, casi al unísono, la incertidumbre de la enfermedad, y anoche celebraron la salud como si ésta fuera un regalo que compartían con 12.000 personas de muchas edades, que se sabían todas sus canciones. Antes del concierto le preguntamos a Berri: "¿Y para ti qué ha supuesto juntarlos?". "¿A mí?". "Es como la tesis de fin de carrera". Serrat dijo que para ellos también.

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