Tribuna:Feria de San Isidro

El secreto está en el periodismo

Mi amigo José Suárez-Inclán me anima a que explique las claves del éxito de las retransmisiones taurinas de Digital +. Me resulta imposible. Como mucho podría explicar los errores que hemos cometido, los que estamos dispuestos a corregir, la inquietud permanente por mejorar, la angustia por no acertar, la búsqueda de nuevos territorios periodísticos o técnicos por donde encontrar nuevos ingredientes para lograr un resultado mejor... o sea: inconformismo, trabajo, imaginación, creatividad...

Ésa es la verdad. Ni Víctor Santamaría, responsable de la técnica, ni yo, ni mi equipo, hemos des...

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Mi amigo José Suárez-Inclán me anima a que explique las claves del éxito de las retransmisiones taurinas de Digital +. Me resulta imposible. Como mucho podría explicar los errores que hemos cometido, los que estamos dispuestos a corregir, la inquietud permanente por mejorar, la angustia por no acertar, la búsqueda de nuevos territorios periodísticos o técnicos por donde encontrar nuevos ingredientes para lograr un resultado mejor... o sea: inconformismo, trabajo, imaginación, creatividad...

Ésa es la verdad. Ni Víctor Santamaría, responsable de la técnica, ni yo, ni mi equipo, hemos descorchado todavía una botella de champán para pavonearnos de nada. Al contrario, sentimos la obligación de avanzar cada año, de responder a los elogios, al afecto y la credibilidad de los abonados con "una faena" mejor.

Como los toreros que no son ni fatuos ni ridículamente vanidosos, sabemos que la faena perfecta no se hará nunca. Y si crees que la has hecho, mejor te pegas un tiro profesional y te dedicas a escardar cebollinos. Mi hermano Chenel no sólo piensa así, sino que está convencido que sus mejores tardes están llenas de grandes errores y ahora que ya, maldita sea, no puede ponerse el chispeante y hacer el paseíllo en Madrid, que es lo que de verdad le da vida y muerte, se dedica a "retorear" in mente sus faenas históricas y a arreglar aquel enganchón, aquella muleta que se quedó algo retrasada, aquel perfil innecesario o aquel natural en el que no sabe por qué se le quedó yerta la pata y no cargó la suerte como mandan sus cánones y los del padre Cúchares.

Pues así andamos. Y no diremos como tantos insensatos: "Soy figura del toreo". Seguiremos la senda de Antonio, que quiere que pongan en su epitafio sólo esto: "Fue un buen torero". Y aceptamos que nos digan que nos quieren, que nos creen y que celebran cada pasito que damos en este apasionante oficio, sin mancillar la esencia del rito, de un espectáculo al que amamos tanto que vamos con mucho cuidado cada vez que le añadimos un toque de modernidad.

Lo que sí creo es que hemos conseguido algunos pasos desde el rigor informativo, la puesta en escena, el tratamiento periodístico y la explosión técnica. Hemos logrado, en parte, que el aficionado sienta lo sustancial, que el producto sea ameno, que apetezca ir a la plaza; pero que en casa te enteres de todo. Y sí estoy convencido de una cosa: algunas veces se ha logrado que en el vídeo salga también el "espíritu santo". O sea, que la tele te lleve, además de todo, el miedo, por ejemplo, de ver a Rincón frente a Bastonito o el temblor emocional de sentir a Aparicio en el 94 con el toro de Alcurrucén.

Llevamos 15 años y cada temporada buscamos algo nuevo que dependa de nosotros, y al tiempo tenemos claro que sólo queremos dar ferias o espectáculos serios y de categoría. Cachondeos, los mínimos. Madrid, Sevilla, Pamplona y ése es el camino que marcará la propia demanda del público aficionado. Que cada vez es más numeroso y, eso sí, ahí tenemos algún mérito, gracias a estas retransmisiones de Digital +.

Pero quiero aclarar algo. Cuando se me acerca algún chaval, hombre o mujer, y me dice: "Yo quiero ser crítico taurino como usted", la respuesta es rotunda: "Crítico taurino no es una profesión". Profesión es el periodismo. Ésa es la base. Ahí está todo el secreto. Las soluciones, las ideas, los sabores, la fuerza, la fidelidad, la sensación de que todo es efímero, mejorable, cambiante, vivo como la vida misma está en el corazón del oficio más canalla y más hermoso del mundo. El periodismo te mete y te saca de los charcos. Y no te duermes nunca. Por eso mi único consejo para ser comentarista de lo que sea, primero es sentir y amar el periodismo. A mí me dijeron -lo dicen con las audiencias-: "Tú eres el de los toros". Y no me dolió nada. Sabía que con los toros se puede hacer el mismo o mejor periodismo que con el cine, el deporte, el teatro, la política o lo que quieras. Por eso cuando nos reunimos el equipo y aparece un problema sabemos que la solución está en el periodismo. Por eso no usamos plumas de pavo. Afortunadamente, queda mucho por hacer.

Manuel Molés es periodista y dirige el equipo de Toros en Canal + y la cadena SER.

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