Análisis:La política antiterrorista y el futuro de Euskadi

Zapatero y Rajoy no se saludan

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy han pasado más de 24 horas en el mismo hotel de Berlín, sin haber encontrado la ocasión siquiera de saludarse. Ni un mal apretón de manos casual en el momento de acercarse al mostrador del conserje. El horno no está para bollos, evidentemente.

Ambos utilizaron argumentos paralelos, que no se encuentran nunca, para situar al otro en el origen único y exclusivo del conflicto. El presidente dijo ayer que el Gobierno combate a ETA mientras el PP combate al Gobierno. El líder de la oposición afirmó el sábado que "no hay crispación entre ciudadanos...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy han pasado más de 24 horas en el mismo hotel de Berlín, sin haber encontrado la ocasión siquiera de saludarse. Ni un mal apretón de manos casual en el momento de acercarse al mostrador del conserje. El horno no está para bollos, evidentemente.

Ambos utilizaron argumentos paralelos, que no se encuentran nunca, para situar al otro en el origen único y exclusivo del conflicto. El presidente dijo ayer que el Gobierno combate a ETA mientras el PP combate al Gobierno. El líder de la oposición afirmó el sábado que "no hay crispación entre ciudadanos, sino crispación de una mayoría de ciudadanos contra el Gobierno".

Las imágenes simétricas se alejan hasta el infinito en los espejos enfrentados. Se pierden sus contornos, se difuminan los límites y el origen de las cosas se vuelve invisible. Es un hecho que Zapatero acusa a Rajoy de adoptar la crispación como estrategia de poder y que el líder popular reprocha al presidente que esté dispuesto a dar a los nacionalistas cualquier cosa con tal de poder seguir gobernando. Y aquí viene a cuento un recuerdo. José María Aznar gobernó pactando con los nacionalistas su primera legislatura e hizo no pocas concesiones, pero nadie le montó un escándalo que se pareciera ni de lejos al que hoy es cotidiano.

Más información

Se puede decir que fueron pasos de otra magnitud, incomparables con lo que a menudo se insinúa tras la negociación del fin del terrorismo. Pero también que nadie puede afirmar honestamente que Zapatero haya cedido hasta hoy en algo. Por lo demás, la magnitud de la afrenta es siempre subjetiva, en los conflictos políticos como en los personales. Zapatero y Rajoy deberían hablar también de esto, aunque lo más probable es que sigan cruzándose en los hoteles sin saludarse.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En