El Price Fénix
Hace 37 años Pinito del Oro se despidió para siempre de su oficio desde el trapecio del Circo Price de la plaza del Rey, derribado para especular con el solar. Anteanoche, ella y Miss Mara recibían una ovación en el Price renacido. Fue un momento simbólico, de transmisión del testigo, de permanencia de lo antiguo en lo nuevo.
Charivari, espectáculo inaugural del circo de la ronda de Atocha, reúne a más de 70 artistas en escena, entre ellos los premios nacionales Manolo Álvarez y Suso Clown. El primero abre la noche con una exhibición malabarista multitudinaria en la que destacan ...
Hace 37 años Pinito del Oro se despidió para siempre de su oficio desde el trapecio del Circo Price de la plaza del Rey, derribado para especular con el solar. Anteanoche, ella y Miss Mara recibían una ovación en el Price renacido. Fue un momento simbólico, de transmisión del testigo, de permanencia de lo antiguo en lo nuevo.
Charivari, espectáculo inaugural del circo de la ronda de Atocha, reúne a más de 70 artistas en escena, entre ellos los premios nacionales Manolo Álvarez y Suso Clown. El primero abre la noche con una exhibición malabarista multitudinaria en la que destacan sus solos. En la primera parte actúan también unos buenos alambristas, los Danger Castilla; Natalia Kuznetsova, trapecista de gran plasticidad, y Carlos Savadra, con un número de doma muy premiado que no acabó de funcionar.
Charivari
Dirección: Joseph Bouglione. Con Manuel Álvarez y Familia: Las Marialex, Carlos Savadra,. Los Rokashkov, Danger Castilla, Trouppe Neves, Julia Christiie, Trouppe Hebei, Natalia Kuznetsova, Suso Clown, Los Montis, Sandro Roque, Antonio Cifo y Ballet Megalithe. Circo Price. Madrid. 21 de marzo.
Los Neves, jovencísima compañía de circo volante brasileña de segunda generación, dan el triple salto mortal en el trapecio, pero quienes arrancaron un clamor al público estrenista, un tanto frío hasta entonces, fueron Los Rokashkov, cuatro consumados barristas rusos con un número gimnástico impecable, a ritmo de tango.
Pero el circo debería ser, sobre todo, atmósfera, y en Charivari, quizá por exceso de producción, no acaba de materializarse esa magia que uno anda esperando: el ballet con que Joseph Bouglione llena los tiempos entre número y número le imprime a su espectáculo cierto aire de revista o de sesión de variedades.