Reportaje:Mis Primeros Clásicos

El rey de la selva

EL PAÍS presenta mañana una adaptación infantil de 'Tarzán de los monos', de E. R. Burroughs, por 2,95 euros

Su nombre significa "piel blanca". Se lo puso la gorila Kala, que le adoptó en la selva tras la muerte de sus padres. Así que Tarzán creció como un mono más. Ágil, forzudo y valiente, aprendió a moverse por medio del interesante y rápido método de las lianas, que le permitían volar de rama en rama. Y junto a su lado más salvaje también logró desarrollar su capacidad para leer, gracias a los libros que su padre, un noble inglés, dejó en la jungla.

Pero quizá por lo que es más conocido Tarzán es por su desgarrador grito que expresa todo el dolor y furia que un hombre puede sentir. ...

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Su nombre significa "piel blanca". Se lo puso la gorila Kala, que le adoptó en la selva tras la muerte de sus padres. Así que Tarzán creció como un mono más. Ágil, forzudo y valiente, aprendió a moverse por medio del interesante y rápido método de las lianas, que le permitían volar de rama en rama. Y junto a su lado más salvaje también logró desarrollar su capacidad para leer, gracias a los libros que su padre, un noble inglés, dejó en la jungla.

Pero quizá por lo que es más conocido Tarzán es por su desgarrador grito que expresa todo el dolor y furia que un hombre puede sentir. Un sonido aterrador capaz de atemorizar a cualquier fiera, incluso a los gorilas de su tribu. Contra uno de ellos, Kerchak, luchó Tarzán. Y salió vencedor, y así, este aristócrata se proclamó rey de los monos.

La vida del joven salvaje se vio totalmente trastocada al entrar en contacto con otros hombres. Un profesor, jefe de la expedición que se interna en la selva, llegó acompañado de su hija, la bella Jane, de la que Tarzán quedó locamente enamorado. Y fue este amor lo que empujó al rey de los monos a desarrollar su lado humano, a aprender a hablar e incluso a abandonar la selva y probar suerte en el mundo civilizado.

No consta, sin embargo, que fuese el amor, sino el aburrimiento lo que llevó al creador del héroe selvático, Edgar Rice Burroughs (Chicago, 1875-California-1950), a imaginar y escribir esta historia, la primera de una larga saga con la que alcanzó fama y fortuna. En este primer libro se inspira la adaptación de Nuria Ochoa, ilustrada por Alicia Ginebreda.

Burroughs - algo menos atlético que los actores Lex Barker y Johnny Weissmuller, inolvidables tarzanes cinematográficos- tuvo un primer contacto con el mundo salvaje en el lejano Oeste, en el rancho de sus hermanos. En el exclusivo colegio Philips Academy le expulsaron por vago. Y fue su innegable espíritu aventurero lo que le llevó a enrolarse en el Séptimo de Caballería y luchar contra los apaches. Antes de llegar al almacén mayorista de sacapuntas -donde se aficionó a la lectura de historietas e imaginó a Tarzán- había probado suerte como contable y vendedor ambulante. A fuerza de leer revistas en busca de los anuncios de su almacén, Burroughs llegó a la conclusión de que debía probar suerte con las letras. Tarzán de los monos fue la segunda historia que el escritor publicó en la revista All-Story. Era 1912 y había nacido el inolvidable rey de los monos.

Ilustraciones de Alicia Ginebreda en Tarzán de los monos, de la colección Mis Primeros Clásicos.
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